LA RESPUESTA ESTÁ EN EL VIENTO

 

Nada hay nuevo bajo el sol.

Este fin de semana estuve en Salamanca con mi familia, en el encuentro de FRC, que este año giraba en torno a San José. Lo primero que tengo que decir es que hacía tiempo que no me sentía tan bien acogido, querido y cuidado; y lo segundo, que, entre unas cosas y otras, vine del encuentro más convencido de que el amor es más fuerte que todas las armas.

Estamos viviendo una guerra disfrazada de paz, y la ansiedad -ese hondo malestar inexplicable- nos va volviendo intolerantes y proclives a las soluciones tajantes.

En medio de estas dificultades que vivimos, la figura de San José, por raro que parezca, tiene algo que decirnos. Él tuvo que afrontar situaciones muy difíciles y las superó todas con nota, por su gran bondad. Lo primero que sabemos de él es que nada más casarse con la Virgen María pasó por un durísimo test de estrés, al enterarse de la encarnación de Jesús en el seno de su esposa, y lo superó perfectamente, sin que le quedaran secuelas. Antes al contrario, le siguieron viniendo dificultades, a cual mayor, y siguió sobreponiéndose a ellas con la misma sencillez y discreción, sin estridencias.

Por eso es un modelo actual, porque en momentos difíciles corremos el riesgo de ceder a soluciones drásticas, y él encontró otro camino. (Incluso teniendo que dejar su tierra e irse a Egipto, una emigración como las de hoy).

Las soluciones ‘humanas’, de una u otra forma, son a base de fuego, de tomar las armas, y Jesús también habló de fuego: “He venido a traer fuego al mundo y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!” Pero ¿a qué fuego se refería? Porque la propuesta de Jesús, además de humana, es divina.

Está claro que el momento actual es apremiante. Muchos líderes, como Scholz, tienden la mano a los radicales, a cambios sociales que no respetan a Dios. Incluso dentro de la Iglesia se alzan voces llamando a la desobediencia civil –decía De Prada ayer que ‘urge estallar’- o bien se ordenan cambios, por lo bajini, que rompen con la tradición. ¿Es éste el fuego de Dios?

Hace muchos siglos, Elías, el profeta, perseguido con saña, también se hizo ansiosamente esa pregunta: ¿Es la violencia del huracán la solución? ¿lo es el terremoto que lo cambia todo de sitio? La respuesta que Dios le dio es la que cantaba Bob Dylan: “The answer, my friend, is blowing in the wind”… la solución está flotando en la brisa suave.

'Mi fuerza se realiza en la debilidad', le dijo Dios a San Pablo… en la bondad, la mansedumbre, la amabilidad; en todo aquello que para el mundo es despreciable, porque Dios y el mundo son principios antagónicos. Pero el que acoge a un niño en nombre de Dios acoge a Dios: “Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos”.

Y los niños son los pobres, los desamparados, los desvalidos. Ayer celebrábamos a San Vicente de Paúl. Él decía que servir a los pobres era poner al mundo en llamas… con el fuego del Corazón de Jesús. El fuego de la caridad es el que está llamado a transformar definitivamente el mundo.

Y hoy, que estamos tocando fondo, que al mundo ya no le importa ni la verdad, ni la justicia, ni nada que no sea sentirse bien, tal vez sea el momento adecuado para explorar este camino que la desidia de los siglos ha cubierto de maleza hasta hacerlo desaparecer de nuestra vista.

Comentarios