5G: DIGTADURA 5*****
![]() |
Nada se oculta a tus ojos, Señor; yo confío en ti. |
Solía yo intervenir en los claustros de la Laboral, y desconcertar a algunos: "¿Pero no es éste de esos carcas católicos?... entonces, ¿por qué se mete con la Iglesia?" Algunos se estarán preguntando qué es lo que quiero decir con lo de que en Infantes está la policía tapando los abusos. ¿No es justamente acusar a la Iglesia lo que quiere el gobierno del PSOE? ¿No está El País sacando a la luz esos escándalos un día sí y otro también?
Respecto a la religión, es un lugar común que es una forma de manipular al pueblo, cosa de débiles mentales... y como mucho se concede que es un invento que le viene bien a nuestra naturaleza. Sea como sea, parece que no está el mundo como para prescindir de un plumazo de toda forma de religión. Y por eso, en ese proyecto 5 estrellas que se nos está intentando endosar, la religión 'tradicional' tiene también su papel (aunque sea residual).
El 5G (llamémoslo así para abreviar) pretende metérnosla doblada: haciendo parecer que todo está como siempre, cambiarlo todo, y subrayo 'todo'. Intentan hacer socialmente invisible la impronta del Dios personal cristiano en los corazones de los hombres; amenazando, mutilando y matando de todas las formas posibles; por ejemplo: prohibiendo la expresión libre del pensamiento o de los sentimientos, aboliendo el derecho, pervirtiendo a la infancia, o condenando al silencio o al exilio a la memoria... Porque a pesar de que la historia de los últimos siglos ha sido una progresiva emancipación de Dios, Su presencia, de hecho, seguía siendo la espina dorsal de la civilización. La aspiración a la verdad del Amor-Creador (llámese solidaridad, justicia distributiva, etc.) llegó hasta nuestros días como la instancia última capaz de crear consenso, de articular la convivencia ciudadana, en esta parte del mundo. Pero el Nuevo Orden supone condenar esa posibilidad, cegar esa vía; el nuevo proyecto social aspira a suplantar la autoridad del Amor por el uso de la fuerza (bruta), por el avasallamiento de las conciencias.
En el colegio religioso donde estudia mi hija, además de los espléndidos libros de texto, les facilitan material de estudio por internet. Ayer escuché un vídeo que explicaba el nacimiento de los Estados Modernos, y decía, textualmente, que la concepción medieval de la vida era la de un tránsito para la vida verdadera, y que gracias a la palanca del humanismo del S XV, el mundo se había liberado de esas ataduras. Y, hacia el final de la exposición, que duraba quince minutos, se decía que los protestantes eran más trabajadores, más ahorradores y más emprendedores que los católicos, en definitiva, más virtuosos y mejores ciudadanos que nosotros.
Esta anomalía está dejando de serlo poco a poco, imperceptiblemente. Dando un salto, casi diría que está dejando de serlo del mismo modo suave que el Papa católico está dejando de aparecer en la prensa para ser criticado y empieza a aparecer para pontificarle a este mundo.
En la doble moral de los medios (lacayos del 5G) se condena la pederastia según y cómo. Si es para destruir a la Iglesia de siempre, se condena. Pero si condenándola se obstaculiza el fomentar la desinhibición sexual, entonces no se condena.
La gran dificultad del 5G es imponerse en una Iglesia firmemente asentada, secularmente estable; en Toledo, por ejemplo. Aquí, los ingenieros del plan actúan con mucho tiento. No hacen un derribo con dinamita, porque la explosión pondría en guardia a la Iglesia entera sobre el proyecto de suprimirla, que está muy avanzado, pero del que la mayoría de católicos, amodorrados, aún no ha tomado conciencia.
Por esa cautela, el modus operandi del impostor en Toledo es infiltrar falsos cristianos, venidos de muchas partes. Al IES Universidad Laboral, por ejemplo, llegó hace seis años una profesora de religión de otra provincia. El claustro le asignó rápido, y con mucho acierto, el sobrenombre de "la Abadesa", porque no tardó en hacerse con el mando para impartir allí la religión de estado que promueve el 5G, y que reza con bailar bachata o reguetón con los chicos o ponerles películas de mentalidad anti cristiana. Y lo mismo que en 'la Uni', en el resto de círculos de presencia de la Iglesia. Todos ellos, uno por uno, han ido cayendo, o están a punto, en manos de estos impostores de una nueva religión, privada de luz de Dios y henchida de arrogancia humana.
Y en este contexto, el colegio de Infantes no es una excepción. Don Sebastián, en una debilidad suya, excusable por la formación que recibieron los de su edad, dio mucho peso al currículum académico en la selección de profesores para el centro, y por ahí se le colaron muchísimos que "no son del todo católicos". Éstos, hoy en día, son mayoría, o, al menos, lo son en la capacidad de decidir el rumbo del colegio, y esto porque forman parte de una logística bien estudiada. Tienen las espaldas cubiertas en el arzobispado, y los que se las cubren las tienen, a su vez, en instancias del poder civil, el cual, en su mayor parte, por no decir totalmente, está ya en manos de las "potencias invasoras impías".
Así las cosas, en un proyecto cuyo éxito estriba en que todo parezca ser lo de siempre, siendo en realidad una cárcel en la que nada se hace sin el permiso del Alcaide, interesa mucho que el colegio religioso estrella de la Iglesia Primada de España parezca firme, aunque por dentro esté carcomido. No interesa, para nada, un escándalo en él. Aquí no van a venir ni Sánchez ni Montero a decir ¡qué asco de Iglesia! ¡abajo con ella! Porque eso sería como derribar las fachadas de un país de mentira, la tramoya de este ambicioso proyecto político, el más temerario de la historia de la Humanidad; al que no le tiembla el pulso al enfrentarse con Dios y condenar a muerte a cualquier ciudadano que aspire a algo más que a una vida animal, que aspire a usar su inteligencia.
Interesa mucho que el Colegio Diocesano de Toledo ocupe el lugar de siempre; el que tenía en el mundo elemental anterior al 5G: aquel en que había izquierdas y derechas, y en el que la Iglesia eran una pandilla de comilones que vivían de embaucar a la gente con embustes. Y lo mismo el resto de instituciones del orbe de la Iglesia. En la mayoría de ellas ya se ha operado este "cambiazo", se ha ido desplazando paulatinamente a los que representaban algo en la verdadera religión, la que custodia la verdad y es capaz de salvar al mundo.
Privado éste de esa luz, camina a oscuras, esto es, hacia las tinieblas, donde manda el Príncipe de este mundo. Los signos de estos tiempos indican claramente que estamos haciendo este recorrido: Aumento de la violencia (incluso contra uno mismo), exhibición de los vicios, creciente aceptación social de la mentira, etc., etc. Y al mismo tiempo, persecución de la virtud, desprestigio y adulteración de la verdad, y afianzamiento de la falsa religión.
En este 'nuevo orden', los abusos en Infantes se quieren saldar con una descarga de difamación y ninguneo sobre el que los ha denunciado, y con una concesión de la duda de cara a la galería de indecisos, que básicamente consiste en haber echado a D. Sebastián con un cartel a la espalda que dice: "Si en este colegio hubo algo, fue por la incompetencia de éste". Y aquí paz y después gloria.
Pero si lo que esta solución supone es apagar otra luz más del candelero que alumbra al mundo ¡Dios nos pille confesados! Porque, entonces, todo aquello que amamos, y que nos da aliento para seguir en el combate de la vida -el amor, la amistad, la paternidad, la belleza y el arte- está más cerca de desaparecer.
No podemos continuar parados, no podemos permitir que nos roben la herencia de nuestros antepasados sin oponer resistencia. Es la hora de luchar, con el respaldo de la fe. Por nosotros, y por nuestros infantes.
Comentarios
Publicar un comentario