Don Sebastián, gracias; ha sido usted, verdaderamente, un don
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Una vida discreta al servicio de los pobres. |
Las personas somos cada cual de nuestro padre y de
nuestra madre; pero los corazones –creo yo– son todos de Dios y todos iguales. Las apariencias
son engañosas, y sólo Dios sabe lo que hay en el interior de cada uno. Una de
las cosas que siempre me admiró más de la Virgen María fue su capacidad para no
decir nada malo de los que estaban matando a su hijo; esto, siendo ella humana, es, sin embargo, algo sobrenatural, y cada vez que lo pienso no dejo de asombrarme. Verla a ella, que es tan buena, y pensar que es mi madre,
nuestra madre, me llena de gozo. Y me modera a la hora de considerar y hablar a
mis hermanos. Ella es ‘vida, dulzura, y esperanza nuestra’, y muchas cosas más
que necesitamos para caminar por este valle de lágrimas. Así pues, en el día de
su cumpleaños, me encomiendo vivamente a ella para escribir estas palabras.
Fui a mediados de agosto a preguntarle a Don Sebastián si había hablado ya con las dos hermanas que habían visto algo de los abusos del centro que he denunciado; y así fue como supe que el Arzobispo le había invitado a retirarse. Después de felicitarle y darle las gracias por sus largos años de dedicación, me dejó ver su pena por irse, experto, más que nunca, en la gestión del centro. Yo entiendo su tristeza, que es también la mía, la de que prescindan de ti cuando más tienes que aportar al servicio de la educación; y deploro que en la Comunidad de Infantes haya personas que, por no compartir la visión tradicional cristiana de la enseñanza, hayan empujado con ruidosos artificios a D. Sebastián hacia la salida.
Respecto a la inquietud que me llevó a hablar con él, me dijo que en cuanto tuviera ocasión hablaría con las hermanas. Se lo agradezco, aunque de regreso a mi casa ya me fui planteando los pasos a dar para que un asunto tan grave no quede enterrado y enquistado en el Colegio Diocesano.
En 2013 me vi obligado a ir al CNP a denunciar un caso de este tipo en un centro de la red pública, habiendo fracasado en el intento de solucionarlo con las autoridades educativas. Aquel docente me reconoció la debilidad que padecía; y por él supe que hay dos perfiles frecuentes de niños que son abusados: el de aquellos cuyos padres, de puro buenos, son fácilmente engañables; y el de aquellos otros niños que ya sufren abuso en su propia casa.
La Fundación Fíate nació inspirada por el fiat de María para suplir las lagunas del sistema en alumnos con trabas especiales; y en cuanto vio la luz empecé yo, por pura voluntad de Dios, a descubrir casos de abusos en mi entorno; casos que en el sistema educativo presentaban dificultades de adaptación; y que configuran un perfil básico del ámbito de actuación de Fíate.
Uno de estos chicos tuvo hace poco un final trágico. Habíamos rezado por él, y su familia era muy buena y le ayudaba mucho, pero Dios lo quiso consigo pronto, como hace a menudo con los mejores. Ahí no hay nada que objetar, y quedan, sin embargo, muchos otros casos por los que tenemos que seguir luchando.
Esta muerte -otra en la abultada lista de vidas truncadas-, que es tanto más dolorosa cuanto más evitable fue en su día, cae como un aldabonazo en nuestras conciencias (y, curiosamente, me pilló dándole vueltas a lo de Infantes).
Sacudido por esta pérdida, me quedé consternado cuando una persona de mucho peso me dijo que este chiquillo había muerto por su mala cabeza. ¡Qué tremenda injusticia! ¿Quién se habrá atrevido a propagar esa infamia y con qué oscuros intereses? ¿Cómo puede cargársele a un joven malherido y desorientado semejante factura? ¿Cómo es posible que, ante la evidencia de la muerte sin sentido de un joven de apenas veinte años, haya quien niegue que la sociedad tenga algo que ver en el asunto?
La violencia y el vicio, que están sustituyendo rápidamente en la sociedad al amor y las virtudes, empujaron a la desesperanza a esta pobre criatura; que nadie se engañe.
La Fundación Fíate ha presentado una solicitud de subvención en la Convocatoria de Ayudas a Proyectos Sociales de la Fundación Eurocaja, para implementar uno de orientación a chicos desesperados. Entretanto, esas personas necias y ciegas que mienten a la sociedad, procuran por todos los medios –sin escatimar esfuerzos y sin respetar a los menores– desestabilizarme y proscribir mi nombre como infame… Pero yo sigo adelante, impulsado por el fiat de María, la pionera, la que se fió a tumba abierta de las promesas hechas a los hijos de Dios. Y para continuar con lo empezado en Infantes, le he mandado un correo hace una semana a su nuevo director, dándole la bienvenida, y hablándole de nuestra plataforma educativa sin ánimo de lucro, iniciativa de unos que quieren dar gratis lo que gratis han recibido. Ya les contaré...
Fui a mediados de agosto a preguntarle a Don Sebastián si había hablado ya con las dos hermanas que habían visto algo de los abusos del centro que he denunciado; y así fue como supe que el Arzobispo le había invitado a retirarse. Después de felicitarle y darle las gracias por sus largos años de dedicación, me dejó ver su pena por irse, experto, más que nunca, en la gestión del centro. Yo entiendo su tristeza, que es también la mía, la de que prescindan de ti cuando más tienes que aportar al servicio de la educación; y deploro que en la Comunidad de Infantes haya personas que, por no compartir la visión tradicional cristiana de la enseñanza, hayan empujado con ruidosos artificios a D. Sebastián hacia la salida.
Respecto a la inquietud que me llevó a hablar con él, me dijo que en cuanto tuviera ocasión hablaría con las hermanas. Se lo agradezco, aunque de regreso a mi casa ya me fui planteando los pasos a dar para que un asunto tan grave no quede enterrado y enquistado en el Colegio Diocesano.
En 2013 me vi obligado a ir al CNP a denunciar un caso de este tipo en un centro de la red pública, habiendo fracasado en el intento de solucionarlo con las autoridades educativas. Aquel docente me reconoció la debilidad que padecía; y por él supe que hay dos perfiles frecuentes de niños que son abusados: el de aquellos cuyos padres, de puro buenos, son fácilmente engañables; y el de aquellos otros niños que ya sufren abuso en su propia casa.
La Fundación Fíate nació inspirada por el fiat de María para suplir las lagunas del sistema en alumnos con trabas especiales; y en cuanto vio la luz empecé yo, por pura voluntad de Dios, a descubrir casos de abusos en mi entorno; casos que en el sistema educativo presentaban dificultades de adaptación; y que configuran un perfil básico del ámbito de actuación de Fíate.
Uno de estos chicos tuvo hace poco un final trágico. Habíamos rezado por él, y su familia era muy buena y le ayudaba mucho, pero Dios lo quiso consigo pronto, como hace a menudo con los mejores. Ahí no hay nada que objetar, y quedan, sin embargo, muchos otros casos por los que tenemos que seguir luchando.
Esta muerte -otra en la abultada lista de vidas truncadas-, que es tanto más dolorosa cuanto más evitable fue en su día, cae como un aldabonazo en nuestras conciencias (y, curiosamente, me pilló dándole vueltas a lo de Infantes).
Sacudido por esta pérdida, me quedé consternado cuando una persona de mucho peso me dijo que este chiquillo había muerto por su mala cabeza. ¡Qué tremenda injusticia! ¿Quién se habrá atrevido a propagar esa infamia y con qué oscuros intereses? ¿Cómo puede cargársele a un joven malherido y desorientado semejante factura? ¿Cómo es posible que, ante la evidencia de la muerte sin sentido de un joven de apenas veinte años, haya quien niegue que la sociedad tenga algo que ver en el asunto?
La violencia y el vicio, que están sustituyendo rápidamente en la sociedad al amor y las virtudes, empujaron a la desesperanza a esta pobre criatura; que nadie se engañe.
La Fundación Fíate ha presentado una solicitud de subvención en la Convocatoria de Ayudas a Proyectos Sociales de la Fundación Eurocaja, para implementar uno de orientación a chicos desesperados. Entretanto, esas personas necias y ciegas que mienten a la sociedad, procuran por todos los medios –sin escatimar esfuerzos y sin respetar a los menores– desestabilizarme y proscribir mi nombre como infame… Pero yo sigo adelante, impulsado por el fiat de María, la pionera, la que se fió a tumba abierta de las promesas hechas a los hijos de Dios. Y para continuar con lo empezado en Infantes, le he mandado un correo hace una semana a su nuevo director, dándole la bienvenida, y hablándole de nuestra plataforma educativa sin ánimo de lucro, iniciativa de unos que quieren dar gratis lo que gratis han recibido. Ya les contaré...
[* A los diez días de escribir este texto se resolvió, desfavorablemente para Fíate, el concurso de Eurocaja; y al día siguiente me encontré casualmente con el director de Infantes, que me saludó, visiblemente incómodo, sin mencionar mi correo. Pero la lucha de Fíate no es contra la carne y la sangre...]
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