ESPAÑOLES: ¡FRANKY HA MUERTO!

Un cambio sutil, para que todo siga igual de diferente.

Érase una vez… el villano Pa-ta-Pa-lo. P-P venía de una estirpe de villanos antiquísima; y cada generación añadía a la anterior más experiencia de maldad. Por resistir mejor, su clan se había ido replegando al último rincón del mundo. Y desde allí maquinaban ahora su venganza definitiva contra los honrados. Habían derramado mucha sangre, y habían tenido también ellos muchas bajas. P-P había ido creciendo desde niño con una ambición desmesurada, y volcaba toda su energía en adiestrarse para la lucha, eligiendo siempre las armas más mortíferas. Casi no tenía sentimientos, y todo su objetivo en la vida era dominar; dominar; dominar… Todo lo aguantaba con ese fin; soportaba pacientemente no ser el primero en todo, con tal de que eso le diera una ventaja estratégica para su ansiado proyecto de ser EL DUEÑO DEL MUNDO. A esa región extrema de la Tierra, P-P había ido convocando a muchos expertos de muchas especialidades, tendiéndoles cebos según le iba dictando su afinado olfato de comprador de almas. Convenientemente aleccionados, e incorporados a su ejército de mercenarios, los distribuía por los lugares del mundo a donde pensaba ir él como Gran Tirano. Y así fue como llegaron a España una legión de villanos selecta, con la intención de arrasar el país, arramplar con todo lo bueno, y someternos. 
Lo más asombroso es que nadie hubiera sabido hasta ahora de la presencia de este ejército invasor, y ni siquiera de la inminente entronización de P-P en la Moncloa y en la Zarzuela. De hecho, a pesar de la invasión, España sigue viviendo exactamente igual que hace cuarenta años; y, sin embargo, el país está desmantelado: su riqueza, expropiada o destruida; y su población, maniatada. Es algo inexplicable; es como si nos hubieran hechizado y viéramos por los ojos de nuestros verdugos. A pesar de ser el nuestro un pueblo sabio y bien formado, respetuoso con la tradición, y temeroso de Dios, han venido sucediendo ante nuestros ojos cosas espeluznantes, y no hemos reaccionado. Nuestra organización social, desde hace cuarenta años, la tenemos confiada a un grupo de personas hábiles, que, usando el sentido común, y aplicando su inteligencia, nos dirigen; y aunque, si hacemos memoria, vemos que, efectivamente, en lo que va de siglo cada vez con más frecuencia nos han venido sobresaltando con decisiones extrañas y con infidelidades, ciertamente, a pesar de eso, hemos seguido dejando la cosa pública en sus manos. La cuestión es que, tan sólo ahora, cuando, como ya he dicho, casi nos han expropiado el país, ha empezado la gente a darse cuenta de que algo no va bien, y de que llevamos tiempo viviendo de un modo muy distinto, y extraño, al que nos es propio. En todo caso, como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha llega. Porque esta sospecha que hace poco empezó a despertarse, ya no para de crecer, y lo que hasta ahora no era más que una cerilla alumbrando una jungla, ha pasado a ser en poco tiempo una hoguera que amenaza con convertirse en un gigantesco incendio. Son muchos ya los que arden de ira pensando que todo este daño que estamos sufriendo nos lo han causado los villanos de P-P, haciéndose pasar por jefes nuestros. Últimamente, han pegado un viraje hasta los periódicos, que ya no valían ni para limpiar cristales, y empiezan a informar de algo; y las conversaciones de la gente empiezan a ser más sensatas. Ayer, por ejemplo, me decía uno de mi edad: “A mí, que siempre fui de extrema izquierda, ahora me llaman facha… y yo les digo: ¿qué pasa, que vosotros no veis la tragedia que es decirles a criaturas de doce, catorce años, que está bien que se corten el pene, o los pechos?” El cambio ha tardado, y muchos han quedado ya por el camino, pero se va imponiendo de nuevo el sentido común. Esos impostores que quieren esclavizarnos se han pasado siete pueblos y les ha salido el tiro por la culata. 
 El otro día estaba yo en un bar de copas, y había un grupo de treintañeros a mi lado, enfrascados en una conversación; y oí a uno relatar algo asombroso. Era informático, y de los buenos, a juzgar por su modo de hablar; tenía un puesto ejecutivo en una empresa de seguridad, información cifrada, códigos, y cosas así. Y contaba que un antiguo compañero suyo, que no había querido meterse en el circuito comercial por no apoltronarse, y que era un fenómeno en el tema de los lenguajes encriptados, le había llamado un día para tomar unas cervezas, como venían haciendo desde que ya no coincidían tanto; y que estando en ello, cuando ya ‘se les había calentado bien la boca’, el tío le contó que había entrado en el súper-computador Marenostrum – el del BSC - y había descifrado la ‘almendra’ central, el pequeño cofre acorazado que contiene el material clasificado del Centro Nacional de Inteligencia; y que estaba alucinando porque, según parece, la combinación de algoritmos de vectores de bytes, de móviles, y las transacciones de mensajería y programas de correo electrónico, describían un flujo de información contraria al gobierno en el 88% de la población votante del censo electoral. ¡Agárrate y no te menees! Al escuchar esto me quedé impresionado, pagué mi copa inmediatamente, y me fui a casa corriendo. Lo primero que pensé fue en hacer una serie de llamadas confidenciales, para organizar una reacción social al engaño de que estaba siendo víctima la población española. Pero, cuando iba a descolgar el teléfono, me entró de repente un escalofrío por todo el cuerpo, al comprender súbitamente el grave significado del hallazgo del hacker.
Si la realidad es que todo el país está irritado contra Sánchez, ¿cómo se explica que los medios nos hagan creer, un día sí, y otro también, que las fuerzas políticas están igualadas? He tratado de meterme en la situación, aplicando al asunto toda mi imaginación. Yo soy una persona que me gusta hablar con la gente; con cualquiera: con el gasolinero mientras me pone el gasoil; con el pescadero mientras me limpia las doradas; con la mujer que barre el portal; con el policía que vigila el orden en un evento deportivo; con amigos, familiares, hermanos en la fe, jóvenes y pensionistas que me encuentro en el parque… Hablo con todos, y con todos obtengo la impresión de que están descontentos con la situación social y con la acción del gobierno. Entonces me digo a mí mismo: puede que esta aversión a Sánchez sea sólo en mi ciudad, pero vete tú a los barrios pobres de las urbes, a ver qué te encuentras… pues se da el caso de que he tenido ya varias experiencias de ésas, y lo que me he encontrado ha sido gente deshecha, a la que ni siquiera se le pasa por la cabeza ir a votar… aunque, bueno, para ser sincero, debo reconocer que también me he encontrado a un grupito de personas, generalmente jóvenes con poca formación y estrechas miras, que defienden al gobierno porque viven colgados de sus ubres. Me hago cábalas de cómo se puede tener la caradura de mentir así al país; pero, consciente de la magnitud de semejante engaño, refreno mi indignación para tratar de entender el entramado del asunto. Y he llegado a algunas conclusiones.
Aunque un pajarito haya visto desde lo alto la unánime repulsa que despierta el gobierno Frankenstein, la demostración de ese hecho excede con mucho a nuestras capacidades, por lo que, a efectos prácticos, pesa sobre la mayoría de la población, como una losa, la falsa idea de que el rechazo a Sánchez es compartido tan solo por un 50% de los españoles; y el factor desánimo merma las posibilidades del cambio. 
Junto a eso, el sentido común nos dice que tan sólo un loco se atrevería a defender públicamente un argumento disparatado, sabiendo que a las primeras de cambio la realidad le iba a dejar en evidencia. Por lo tanto, no siendo éste el caso que nos ocupa, hay que pensar que, si el villano P-P dice que España está al fifti-fifti, es porque tiene preparada una jugada para que de las urnas salga la confirmación de su pronóstico. 
Ante esa perspectiva, haríamos bien en prepararnos para dos cosas: en primer lugar, obviamente,  para que el resultado, tanto de las locales como de las generales, se dirima por muy poco, y a favor de Sánchez, porque si le interesara al villano que ganara Núñez, no tendría necesidad de mentir como lo hace. Y, en segundo lugar, para una manipulación descarada del voto.
En este punto, conviene recordar que, mientras que en los países más avanzados de Europa se han hecho actualizaciones concienzudas de las respectivas leyes electorales, nosotros seguimos con la que data de los tiempos de la Constitución, tal cual estaba entonces. A pesar de las voces que se han levantado, pidiéndole a las Cortes una reforma urgente que adaptase esa norma fundamental a los cambios profundos que ha habido en la sociedad española, los esbirros de P-P se han volcado en impedirlo, y lo han conseguido. Como resultado, les será muy fácil ahora, empleando los modernos medios prospectivos y de manipulación telemática de la sociedad, hacer bascular los resultados de la noche electoral para obtener un mapa de votos compatible con ese ‘empate técnico’ que permita darle el triunfo de nuevo a Sánchez -de aquí que insista el presidente en que en esa noche decisiva no se hable del número de votos. Por otra parte, ese plan concuerda muy bien con que Núñez sea el gran desaparecido de los medios, y casa también como anillo al dedo con que se mantenga a la población en una permanente confusión e ignorancia, para que, un Sánchez 'sin cicatrices ni tornillos', termine de apretarle los suyos al corsé legal de hierro con el que P-P pretende ceñir a España. Además, de componendas electorales asombrosas ya tienen los de P-P la experiencia de las últimas generales, en las que la misma noche del recuento, apenas subidas las cifras al marcador, saltó ya obscenamente a las pantallas el grimoso abrazo pactado entre el Doctor No y el descamisado de Galapagar. 
Pone los pelos de punta pensar en estas cosas, porque nos confirman la sospecha de que la continuación de Sánchez en Moncloa es buscada por P-P para conseguir sus siniestros planes de esclavizar a España. Escarmentado por los fracasos de sus sangrientas revoluciones pasadas, al presente ha refinado sus armas de conquista, y en vez de verdugos con hachas emplea altos ejecutivos de puños blancos. Éstos, sentados en los escaños nacionales, con sus i-pads & i-phones, asesoran, ordenan, dictan, derogan y decretan sistemas sanguinarios de explotación del pueblo, tan arteramente, que logran camelarlo para que espere de ellos el paraíso que la santa madre ciencia les tiene prometido. Coordinados los secuaces de P-P repartidos por los distintos emporios del poder mundial, este ejército disciplinado de cerebros a sueldo, desatan catástrofes, epidemias y guerras desde sus ordenadores, de tal manera, que eligen los efectos precisos de cada una de ellas según los intereses de la ambición de P-P. Y cuando a ellos les parece, cesa el azote de esas desgracias… y así van, silenciosamente, poniéndole cadenas al mundo, de las que sólo el Gran Villano tiene la llave. 
Para España tienen diseñado un plan que nos tiene cogidos por las partes. Sabiendo perfectamente de que pie cojeamos, han llenado el hemiciclo y el banco azul de hermosas damas; nada que ver con la Sra. Thatcher ni con la Sra. Merkel; mujeres jóvenes a las que les han salido los dientes en la movida madrileña y otras movidas de La Nuit, mujeres acostumbradas a usar sus encantos para medrar; mujeres que, combinando el resabio de su sex-appeal con el oscuro atractivo de los despachos de caoba y bandera, enturbian la mirada y el juicio de nuestros varones, los cuales, muy debilitados por luchar a diario con las leyes de muerte que disparan los implacables technorcos de P-P, se precipitan al mar como náufragos tras los cantos de esas sirenas. Y con ese armazón de Armagedón, desfilan a todas horas por nuestras pantallas rubias y morenas políticas que resucitarían a un muerto, subyugándonos, drogándonos con el deseo, dominándonos con la violencia de una libido sublevada; hasta el punto de atrofiarnos las neuronas, ¡he ahí la clave!, para hacernos olvidar que detrás del famoso 15-M no había nada, nada excepto codicia; y que esta amazona, que nos llegó de 'finish-terra' con la melena al viento montando un caballo alazán, es sólo humo; que huele a incienso al principio, pero a Zyklon B al final. 
La farsa de P-P pretende hacernos olvidar la importancia de las cosas: “Si quieres ser feliz como me dices, no analices, muchacho, no analices”; si ves a un niño hundido en la tristeza, mira para otro lado; si ves a una que fue madre mirando al vacío, mira tú para tus cosas; si ves, en fin, que Sánchez reaparece en escena, y se abraza en la noche electoral a una mujer toda sonrisas y hermosos cabellos dorados, no te irrites, y disfruta, que al fin y al cabo, si a La Bestia le sucede La Bella, la película nacional no va tan mal.
*(Artículo dedicado a los españoles que rechazan los pactos Pp-Psoe)


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