QUERIDOS PANES: MANDAR PADRES
La empresa Indra, obediente al gobierno, tiene un contrato de nueve ceros por ofrecernos sondeos y datos provisionales de las elecciones (sic, El Mundo). Pues bien, si todo el beneficio que nos aporta es ése (y aún menos, tal como hemos visto en estas municipales), mejor sería dar esos cientos o miles de millones de euros a los muchos españoles que no llegan a fin de mes.
Tal como he dicho, tras las autonómicas me vi negro para encontrar datos del escrutinio; y los que encontré eran tan enrevesados que tuve que echar muchas horas para sacar algo en claro. Pero, incluso sin esa mala experiencia, resulta obvio que una empresa que pertenece a partes iguales al gobierno y a dos socios más, no es idónea para temas electorales; y el riesgo de pucherazos es inmenso.
Por si esto no fuera razón suficiente para exigir su inhibición en los comicios, desde un punto de vista puramente económico, ese contrato es un despilfarro. Trabajé en una tienda en la que se sumaba a mano la facturación; y no había problemas; manejar cantidades que en total no suman treinta millones no debería ser un problema para ningún contable con experiencia; y arrojaría mayor seguridad que la de la empresa del gobierno. En cuanto a los sondeos ¿a quién benefician? Porque preferimos mil veces unas elecciones limpias que la matraca de la tele informando de quién va ganando... Y todo lo que se aparte de estas consideraciones es jaleo que sólo beneficia a los que pescan en río revuelto. O sea que, de entrada, ni Indra ni hidra venenosa alguna de aguas estancadas... Con cumplir la ley electoral nos basta.
La patata caliente de VOX
Pero la historia se repite, y, como siempre, la cosa es tumbar a Dios. Puesto que Dios es orden, paz, belleza, bondad, alegría... y vivir con Él es sentirte satisfecho, su presencia no les interesa a los que tienen por dios su vientre y viven de vendernos 'cosas que nos harán felices'.
Que de pronto se diga que el PP tiene mayoría absoluta y no va a necesitar a VOX, significa lo siguiente: Por un lado, que los resultados, con Indra a las órdenes del lobby de los magnates, serán los que a éste le convengan; y, por otro, que el Gran Hermano ha visto necesario conjurar el peligro real de muchas voces reclamando la buena vida que nos da Dios a coste cero.
De repente, con actores de tercera y una puesta en escena cutre, se nos intenta convencer de que los casi cuatro millones de españoles que en 2019 dijeron ¡BASTA!, han dejado de percibir que su patria está en peligro, y, como si se tratara de un mal sueño, han pasado página de la afrenta de un lustro aciago presidido por la angustia. ¡Qué más quisiéramos! Son los enemigos de la Verdad los que quieren borrar la VOZ de millones de españoles que, votando a VOX o al PP -tanto monta-, están gritando "¡Fuera de España los que no la aman!" También Núñez quisiera que la realidad fuera otra, y no tener que emplear mano dura para silenciar esa voz incómoda, a la que debe su ascenso; pero los ricos lo han puesto de candidato precisamente porque su sed de poder y su cinismo sirve a sus intereses mejor que ningún otro.
En España está aconteciendo una tragedia: le están arrancando la piel a tiras. Vivimos encogidos por voluntad de los poderosos, por más que esta realidad se intente disfrazar con desastres pretendidamente casuales o inevitables -lo cual redunda en un mayor oprobio. El desánimo generalizado es el síntoma del ataque planificado y contumaz que sufrimos. ¿Qué efectos habría de tener, sino, el persistente empobrecimiento, la turbiedad en todo, la contradicción continua, en definitiva, el desorden político?
Que se nos quiera hacer creer que un taimado señor, con un oscuro pasado de complicidad con contrabandistas, y hasta este mismo momento un perfecto desconocido, se haya vuelto por arte de magia, en unos pocos días, el poderoso líder capaz de restaurar esta España marchita... es obsceno.
Además, respecto a su pasado transgresor, la experiencia nos dice que hay males del alma que sólo volviendo a nacer se curan; y de Núñez todos sabemos que no ha pasado por ese nuevo nacimiento en el espíritu; antes al contrario, recién ultrajado Rajoy -y España Una con él- visitó ufano, el primero de todos, al cabecilla de Franky en su cueva; y en el colmo de la caradura y la falta de honor, fue a sentarse al lado de D. Mariano en el congreso montado para despachar -del mismo modo cruel que a Rajoy- a Casado, y encumbrarle a él.
Si de pronto desaparece el electorado de VOX, paradero de los últimos defensores de una sociedad de paz y bien, será por obra de los tentáculos de la hidra tóxica, y no por fe en Núñez ¡válgame Dios! Lo que mostraron los dos millones más de votos al PP en el 28M fue el rechazo unánime al antiespañolismo, y no la apuesta por un programa de cambio conservador que nadie conocía. Como tampoco conocemos al candidato, cuya peripatética palabra, en un debate artificioso, no ha aclarado nada sobre el futuro político que nos espera. Todo el mundo se teme lo peor, e incluso las instancias más esclarecidas de la Iglesia, oportuna y sabiamente, han puesto el foco sobre esta incertidumbre, anticipando la calamidad que nos puede sobrevenir, cuyo resumen, ciertamente, es la suplantación del Dios de la Misericordia por el ídolo del dinero, que no tiene corazón.
Todo habla de que estamos inmersos en un proyecto de destrucción del pasado, que niega la fecundidad del orden emanado del Dios vivo cristiano, que es puro Amor. Se pretende suprimir todo límite a la acción humana, arguyendo que un dios bueno no puede prohibir el progreso; y falacias así, apoyadas en la violencia, pugnan por derribar los muros de la civilización, engañando al pueblo oprimido con la falsa ilusión de que detrás de esos muros está su liberación.
El engaño en sus más enrevesadas formas es el ariete de este acoso y derribo, frente al que sólo la virtud humana puede hacer frente. La eficacia de la propaganda del 'nuevo paraíso' ha llegado al paroxismo con los móviles: Sólo Dios puede hacer frente al poder de la tecnología comunicativa para conformar y manipular mentes y conciencias. Esto supone un desafío sin precedentes para la Iglesia, puesto que ya somos muy pocos los que vivimos como si Dios existiera, y, en cambio, todo el mundo usa y acepta los medios digitales como un bien inofensivo y necesario.
¿Cómo será la vida con el PP? Podemos inferir algo a partir de la declaración de intenciones que afloró en el debate de la tele:
Astutamente se hace observar el tiempo presente a la luz del régimen de Franco y de los ciento cincuenta años de guerras intermitentes que lo precedieron, instrumentalizando el hecho de que no haya habido en este tiempo 'de democracia' guerras cruentas en España. El engaño es que, si bien es cierto que hoy no hay tiros en las calles, nuestro día a día es, con todo, más conforme con la realidad de una guerra que con la de un tiempo de paz.
Los cinco años de gobierno Sánchez comenzaron con cinco reales decretos: en tres meses firmó el manejo de RTVE; la expropiación de datos personales (doy fe de que la AEPD olvida en un cajón denuncias ciudadanas); el sometimiento a la implosión social del género; la amenaza a más de media España -mordaza- con mentiras sobre el franquismo; y, como siniestro embajador del ominoso ataque que estaba a punto de estallar, la institucionalización sine die de un limbo burocrático por el que muchos españoles se iban a morir sin constancia registral firme (modificación de la Disposición Final Séptima de la Ley 39/2015, del Procedimiento Administrativo Común).
[Pincha aquí, lector curioso: Espesándose el lodo ]
Llama la atención que Núñez meta en el paquete de 'la buena convivencia' estos cinco últimos años; desgraciadamente, con ello ya nos está diciendo que su mandato no va a ser muy diferente del de Sánchez, y que estará igualmente marcado por la violencia y la mentira, que son el sello de la nueva era. Una flagrante ofensa a la nación es el citado manifiesto de Núñez; aunque haya que agradecérselo por darnos a conocer cuáles son sus intenciones. El próximo huésped de la Moncloa se ha atrevido a decir, nada menos, que la Constitución garantiza los derechos fundamentales de toda la ciudadanía... Pero ¡qué cinismo!
La ley del menor, que proscribe la paternidad; la eutanasia, que decreta arbitrariamente la muerte de ancianos, débiles y enfermos; el aborto libre, que es la quintaesencia de todas las injusticias; la amputación de genitales, que malogra la vida ya desde sus inicios; la desprotección de los autónomos y de los consumidores con mil zancadillas; el recurso a trucos legales para burlar el debate de las leyes; la falsa protección de los 'discapaces', de los datos personales, de los hechos objetivos del pasado, de las condiciones para el futuro de la ciencia; la extensión generalizada de la sopa boba; la escandalosa escalada de precios menospreciada y la devaluación de estándares de calidad consentidos; el descarado desprecio a la legalidad y al bien común; el desajuste entre la realidad de las aulas y lo que reflejan los papeles; la despersonalización de los usuarios en la sanidad; la desinformación incentivada; la exposición de los más vulnerables a la miseria de las redes...; etc. etc. etc., toda esta calamidad social ¿es reflejo de una democracia sana?
La salvaguarda de los derechos fundamentales, como el derecho a la integridad física y moral, ¿dónde está cuando se destruyen los hogares, se hace imposible adquirir honradamente una vivienda o dar una herencia a los hijos, o cuando se devasta el crecimiento de éstos sembrándolo de 'trampas móviles'? Y en el derecho al trabajo, ¿cómo ayuda la rampante precariedad, la universalización de los subsidios, o la destrucción de la actividad industrial o autónoma? Y otro tanto en el derecho a la información, ¿dónde está la regulación que permita al ciudadano acudir en cualquier momento a fuentes dignas de crédito... en prensa, en bibliotecas eficientes, o en puntos de acceso digital públicos y de calidad? Y cuando, finalmente, se regula parcialmente ese derecho a estar informados, como en la ley de la comunicación audio-visual (¡7 de julio del 2022!), ¿en qué quedan las obligaciones de los servidores públicos?... En una burla, porque se vulneran impunemente.
Y lo mismo se puede decir de la garantía constitucional del resto de los derechos fundamentales. De la educación integral de los alumnos, por ejemplo, se hace caso omiso: se compartimenta el saber y se deja al margen la vida; se mutila el pensamiento -avasallándolo con 'la dictadura de las redes'- o se corrompe por el asalto a la memoria colectiva, vaciando así de contenido la libertad de expresión. Y no digamos nada acerca del derecho de libertad religiosa o de conciencia... ¡cómo se persigue a todo aquel que, en su día a día, muestra un comportamiento verdaderamente católico! En definitiva, desgarrado y hecho trizas el organismo social, el Estado de Derecho pierde su fundamentación y se disuelve como un azucarillo en el caos del egoísmo y la violencia... Y la apelación a una supuesta función social de determinados bienes deviene entonces en justificación para abusos de poder flagrantes...
En las casi trescientas normas legales de este gobierno saliente, destaca el alto grado de provisionalidad, pues casi la mitad de esos preceptos son decretos-leyes, que reclaman una posterior confirmación o derogación, y un porcentaje muy alto son normas con relación a hechos coyunturales, como el covid o Ucrania. Este rasgo, por sí mismo, está ya contradiciendo la afirmación central del manifiesto de Núñez -la estabilidad- y no es un rasgo casual, sino estructural. Dada la naturaleza de la realidad que se está legislando de facto -que no es otra que el sometimiento a un control único mundial- conviene que las leyes no tengan sólidos principios -imposibles de encontrar si se prescinde de Dios. Se recurre entonces a fenómenos de laboratorio -Pisuergas que pasan por Valladolid- como excusas para legislar lo que pueda empujarnos al redil (digital) hasta que todo esté bien atado para que se puedan cerrar los postigos de la libertad definitivamente.
Como resultado de lo anterior, en vez de políticas para que la economía crezca, se ha universalizado el subsidio y la precariedad laboral... sometiendo por el empobrecimiento a las clases medias, y, no digamos, a las bajas. El desmantelamiento del tejido industrial es también un hecho destacado en el quehacer de esta legislatura, obrado bajo manga de eres temporales que, estirándose a conveniencia, y engarzándose con desgracias energéticas varias, habrían de confluir finalmente en cierres de negocios y excusas para derribos.
Se coge al mentiroso antes que al cojo, o la ambición que rompe el saco
Núñez, y la Prensa entera, se han esforzado todo lo que han podido en convencernos de que lo de Sánchez fue un mandato como otro cualquiera, llegando incluso a adosarle a esa cantinela el estrambote de un Zapatero haciendo bufonadas, como para poder enganchar a ese descosido el roto de Sánchez. Pero ni con ésas han logrado convencer. Y, en el colmo del despropósito, arrumbando a la orilla, muy maltrecha, la barca del prócer cínico y traidor, y tal vez insatisfecho éste con su faena, arrojó en el mar la última de sus 'perlas' (falsas): Cerca ya de las municipales, cuando la opinión pública le mostraba abiertamente su aversión, declaró solemnemente Sánchez que su actividad legislativa había llegado a su fin para dejar hablar a las urnas; pero, quién sabe si por el influjo de un inquieto duende pinchándole las meninges, tan sólo unos días más tarde se arrancó el de Tetuán con la promulgación de la Ley de Vivienda. ¡Qué providencial! Cuando estaba el malhadado líder a punto de dejar atrás el nublado, va y nos pone en bandeja la prueba definitiva de que toda su legislatura fue la ejecución de la orden de expolio dictada por Mister X. La Prensa vomitó mentiras una vez más, y se puso a hablar de la Ley Estrella, como para justificar que no se quedara en el tintero; pero esa estrella resultó ser más bien la que habría de guiar a los españoles a descubrir los siniestros planes del mandato de Pedro.
La norma ocupa sesenta páginas que, ¡pásmense!, no presentan ninguna novedad significativa... ¡hasta llegar a las Disposiciones finales! Y ahí, justamente, en las últimas veinte páginas, se destapa obscenamente la siniestra intención desmanteladora que está en el origen de esta calamitosa legislatura. En los flecos del precepto, a la chita callando, se despliega una densa batería de medidas destinadas a expropiar, de hecho, y en coordinación con la mafia okupa, miles de viviendas a sus legítimos dueños; y a esta bomba destructiva se le adosa un temporizador para hacer que su detonación produzca un daño irreversible en la moral y en la economía nacionales: el 25 de mayo del 2027, cuando, con un, más que probable -planeado-, oscuro panorama de pobreza nacional, se decrete un aumento insospechado del número de zonas de mercado tensionadas con el fin de redistribuir el bien social de la vivienda.
Apuntábamos antes otro rasgo de la frenética actividad legislativa del quinquenio: el afán por imponer la realidad digital. No es casual que el ministerio de economía lo sea también de 'Transformación Digital', dejando con ello claro que la economía tiene vocación de totalidad y de totalitarismo: todo será digital y nada será si no está al alcance del 'digidedito de diosito'. Con el fin de ensanchar ese universo, han visto la luz la Ley de Telecomunicaciones; la de servicios Electrónicos de confianza; la Ley General de Comunicación Audio-visual; la de Ciencia, Tecnología e Innovación; la de regulación del comercio y reparto desde plataformas digitales; la ley sobre Seguridad en las Redes y Sistemas de Información que proveen servicios esenciales; la del derecho público a intervenir en esos sistemas; etc. etc. etc.
Un tercer rasgo afín y complementario con los anteriores es el efecto de fragmentación social de las nuevas leyes, revelador de lo falsa y alejada de la realidad que es esa idea intrusiva de 'una convivencia estable'. El clásico divide y vencerás tiene hoy más vigencia que nunca; las políticas de género, que siembran división en las células básicas de la convivencia, tienen vocación de transversales para todas las demás; y junto a ésas toda una batería de refuerzo de la disgregación social: la desprotección de los más jóvenes frente al aislamiento y la perversión que promueven los móviles; el asedio a la economía autónoma, la única que favorece los vínculos cercanos; la impunidad del abuso en sus diferentes formas -comercial, de la propaganda del juego, de la pornografía, de las grandes firmas...-; el acoso a la familia tradicional, fuente de lazos firmes; la inmoral ley que anima a denunciar al autónomo que, de acuerdo contigo, no te cobre el IVA por un arreglo doméstico, etc. etc.; medidas favorecedoras de la división y el enfrentamiento que están en franca expansión.
¿De qué convivencia habla Núñez? Hace cuarenta años nos sentábamos ante el televisor grandes y pequeños, ricos y pobres, y podíamos compartir el interés por ciertos programas. Eso era posible por la existencia de lazos sociales -reales- en la base de nuestra convivencia, puntos de encuentro en la cultura que eran nudos que daban firmeza al tejido social. El desarrollo personal y colectivo acontecía, y se garantizaba, sobre una base tradicional común, la cual hoy se quiere hacer desaparecer en aras de una imaginaria libertad, de una sociedad emancipada de todo lastre (irracional, dicen) del pasado, aunque lo cierto sea que tal 'progreso' es una quimera que nace de la ambición y la soberbia de algunos.
Recuerdo con agrado la antigua televisión, los desfiles por el plató de 'la Primera' de aquellos alegres cortejos de lagarteranas y almonteñas, la frescura de grupos de danzas ejecutando una jota o un pericote, o las embajadas comerciales de la Almunia de Doña Godina o de Peñaranda de Bracamonte con sus quesos, vinos y mieles, o sus manufacturas de encajes, brocados o damasquinados; irrumpían a veces músicos del norte con sones de chistus y gaitas, precediendo a fornidos aizcolaris o levantadores de piedras... porque por aquel entonces sabíamos más de txikitos que de txapotes, más de ribeiros y vieiras que de cárteles y chapapotes; porque España tenía un contenido, una raíz común y profunda...
Las toneladas de nuevas leyes que se nos han impuesto en la sombra rezuman del fermento rancio de la transposición de las directivas europeas, y está claro que aspiran a la disolución de la identidad (católica) nacional. Sánchez, Núñez, y las Díaz... se confabulan para quitarnos el pan, ignorando, tal vez, que ese pan tierno del que nos privan es un eslabón del plan para quitarnos el verdadero pan, el pan vivo bajado del cielo... Primero nos dejan sin pan y luego nos quitan al Padre...
En este sentido, la carta de Núñez-Sánchez, que de pactarse significaría el fin de España, más verazmente podría comenzar con el clásico "Queridos dineros: Mandar padres", que con el engaño de un feliz presente que no existe.
Mienten al pueblo los malvados, pero se equivocan, porque a Dios le ha sido dado todo poder, en el cielo y en la Tierra; y se ríe desde el cielo de los que conspiran para sacudirse sus coyundas. ¡A Él la gloria por los siglos! Amén.
Comentarios
Publicar un comentario