LA PRENSA QUEMA-CONVENTOS AL DESCUBIERTO



Al comentarle a un obispo cierta persecución de que soy objeto, sufría yo pensando que no iba a creerme, pero me tranquilizó diciendo que acababa de llegar de la cárcel, de visitar a un sacerdote condenado por la acusación de testigos falsos. Varios de éstos me han sentado en el banquillo en varias ocasiones, y tan sólo por la Providencia de Dios, que vino a mí con la evidencia de sus mentiras, pude librarme del severo castigo del Juez. 
Abran los ojos los que aún duermen... porque vivimos lo mismo que hace cien años precedió a la guerra: un ataque frontal a la verdad, a la conciencia de los ciudadanos, al respeto del código de convivencia, y a Dios. Entonces quemaban iglesias y conventos, y los saqueaban; y hoy hacen lo mismo pero quemando las vidas de las personas que frecuentan esos lugares sagrados: sacerdotes, religiosos y laicos. La persecución no cesa. 
En la noticia de hoy que pego a continuación, no hay ninguna prueba de la conducta delictiva del supuesto sacerdote detenido. La he leído dos o tres veces, para enterarme bien, porque está hecha para que se dé por hecho un delito del que ni siquiera se aportan indicios creíbles de que haya ocurrido. Y puedo asegurar que se trata de una nueva forma, pérfida donde las haya, de atacar el núcleo mismo de la convivencia social. Dice así:
Por la mañana sólo vi esta noticia en ese diario, pero a las siete la vi también en El País (curiosamente, comencé a leerla en el móvil, pero al pasarme al PC para terminarla, comprobé asombrado que no estaba).  Encontré aquí la misma acusación infundada que en el diario catalán, aunque con detalles, como decir entre paréntesis "su pareja", cuando explicaba que aparecía un hombre en el video aportado por la mujer; o como el nombre de un pueblo -Yunqueras- donde el supuesto sacerdote "oficiaba misa, aunque está a 150 km. de su casa"; y como la mención de Madrid o Córdoba como lugares donde posiblemente también delinquió; detalles todos que añaden confusión y oscurecen el rastro de esta información. Asimismo se echa barro sobre el momento de la denuncia, que se traslada al mes de julio, y sobre el destino del cura, que ya no se sabe si es Vélez, como decía LV, o Melilla, pues de ésta se decía que era el domicilio de la víctima -la cual vivía con el acusado- en agosto (o julio; aunque el acusado, según LV, había sido trasladado de Melilla a Málaga en enero). El embrollo criminal toca fibra delicada en el texto de El País, al citar partes de una supuesta nota del obispado de Málaga: "siente profundamente el daño que esta situación implica" "Conmovidos por el mal infligido, no podemos más que manifestar nuestro dolor como comunidad católica comprometida con el cuidado y el servicio a toda la sociedad, especialmente a los más débiles y necesitados" "condena más profunda y contundente contra cualquier tipo de vejación o abuso a la mujer" (Sic) Dice también que la Diócesis malagueña asegura que desde que tuvieron conocimiento de los hechos han colaborado con la justicia (aquí abre comillas y sigue:) y continuará ofreciendo su cooperación para cuantas gestiones sean necesarias con el fin de facilitar la investigación (cierra comillas) que aclare lo sucedido. 
El tono general de la información es muy similar al de LV, sembrando la sospecha sin base factual alguna; un ejemplo es decir que la policía científica tiene aún 'muchísimo material por analizar', lo cual es la típica frase que apuntala el delito, pero que en este caso tiene poquísimo sentido, ya que estamos hablando de un sacerdote que estuvo en el Seminario hasta hace seis años; que luego trabajó en Melilla en una parroquia, y que con tan poca experiencia conocía una droga inverosímil que usó durante bastantes años (LV) de manera continuada viajando con grupos de amigos para abusar con su sustancia de mujeres, grabarse a sí mismo al mismo tiempo, no se sabe para qué, dejar las grabaciones 'por casa' al alcance de una de sus víctimas, y hacer todas estas 'faenas' sin que a las mujeres les quedara la más mínima huella en la consciencia de haber sido abusadas, ¡absolutamente alucinante! 
El farragoso estilo típico de cuando se quiere confundir al lector (con enlaces que no tienen nada que ver con la noticia, como, por ejemplo, cuando te pone 'Melilla' en azul, y, tras bucear varios minutos en la página a la que te remite, no encuentras nada vinculado al tema de la noticia); las insólitas trabas que me surgieron con el editor del blog mientras trabajaba en esta entrada; la falta total de rigor en la primera publicación de esta noticia (LV); y las desconexiones, y contradicciones posteriores, en la información sobre el caso que se iba añadiendo a la inicial; todo ello, además de la falta de información sobre el momento en que el obispado de Málaga emite su comunicado, y la falta de concreción de éste,  son indicios fuertes de que la interpretación que aquí doy, de que este asunto es un fraude para dañar a la Iglesia, es más que razonable.




Monseñor Catalá no reconoce en ningún momento la veracidad de los hechos que recoge La Prensa. Cuando habla de 'el daño que esta situación implica' y de 'el mal infligido', muy bien podría estar refiriéndose al que está recibiendo el joven sacerdote encarcelado, y la Iglesia misma en su fama; e igualmente podría estar considerando la acusación y la encarcelación de uno de sus clérigos como 'los hechos' que le han movido a colaborar con las autoridades civiles.


Por otra parte, quien conozca a Monseñor Catalá sabrá que es candidato de primera línea a la persecución. Para mí es evidente que este lío mayúsculo forma parte de ella; que es un montaje para desprestigiar el trabajo que está haciendo en su diócesis; para crearle problemas, y para neutralizar su resistencia al mal que nos aflige. 



 

El artículo en La Vanguardia se monta con el título y el primer párrafo, que enuncian unos hechos que están sin probar: no hay evidencia de que nadie drogue a nadie, ni de ninguna agresión ni grabación. 
A finales de agosto, una mujer denuncia el hallazgo de unos videos en el domicilio del hombre del que se habla en el titular de la noticia. No se aportan iniciales ni del hombre ni de la mujer.
Se encarcela al hombre, acusado de cuatro agresiones sexuales a amigas suyas. No se explica en qué consisten esas agresiones ni quién las sufrió; ni cómo ni quién ha formulado esa denuncia, puesto que de las mujeres del video se dice que no les consta haber sido agredidas.  
El segundo párrafo empieza diciendo que la policía identifica a cinco mujeres en el video, pero el resto del párrafo es gramaticalmente incoherente y, por tanto, incomprensible (descoordinación de tiempos verbales; puntuación errónea; ausencia de sujeto, etc.)
Una de las cinco mujeres del video denunció hechos que no se especifican, puesto que los supuestos hechos con que arranca la noticia quedan sin acotar en el desarrollo de la misma. 
En el mismo caos expresivo, el artículo introduce luego otra frase cargada de malicia, con un verbo ambiguo, y así, nos quedamos con el mal que se sugiere, pero sin saber quién es el sujeto de la oración: "Sospechaba"... Pero ¿quién sospechaba?, la UFAM o la mujer, porque ambas respuestas son posibles...
Sigue el texto diciendo que en el disco se ve a varias mujeres semi-desnudas (?), dormidas o drogadas, y con las que un hombre tiene sexo... sin que se afirme que éste sea el que está en prisión.
Inmediatamente, el texto afirma que 'policías dicen' que se trata de agresiones, sin que explique cómo lo saben. Y añade que el delito fue continuo durante años, y que el prisionero atacaba a sus amigas yendo con ellas en viajes de grupo, sin que tampoco se explique cómo se ha llegado a esa conclusión.
Es extremadamente violento el relator de esta infamia en la última frase del cuarto párrafo: "Éste [el privado de libertad] habría drogado... para agredirlas"...
Gratuitamente, se destroza la fama de un sacerdote sin que haya ni una sola prueba que lo acuse. Ni una. La violencia de este medio de información debería ser perseguida y condenada. 
El pueblo español debería exigir en la calle una protección jurídica a uno de sus más fundamentales derechos, la información, cuya vulneración está siendo extremadamente lesiva para la población. 
En este caso concreto, hay una víctima cuya proyección pública convierte este texto periodístico en un atentado de gravísimas consecuencias para el orden, la convivencia, el bien y la paz de España, a saber, la Iglesia universal...
Obviamente, es contra ella contra quien se planea todo el ataque político-social que desde hace décadas, y muy especialmente en el último lustro, venimos padeciendo. Porque la Iglesia es, por su naturaleza, la institución que más está llamada a frenar las acciones bárbaras de los enemigos de Dios. Éstas últimas se dirigen a desprestigiar a los miembros de la Iglesia para sembrar la desconfianza hacia Dios, hacia su verdadero Ser, que consiste en la Verdad, la cual se realiza en el Amor... Porque manchando esta realidad queda el mundo sin la posibilidad de entenderse, sin la base para armar sociedades estables. Y esto se deja sentir mucho en el día a día, que de tan vejada que la Iglesia está, en concreto aquí, ya se van tambaleando los palos del sombrajo de nuestra convivencia... 
Si nosotros, los católicos, no hablamos, hablarán las piedras. Porque no va a dejar Dios el mundo a merced de sus enemigos... Éstos vienen armados de ideas para engañar a los incautos que no quieren renunciar a sus pasiones; y a los que, por la dureza de la vida, dudan, y se van alejando de la verdad.
Decía hace poco un fiscal español que la Iglesia tenía que rendir cuentas por los delitos de sus miembros. Y no está mal pensado, aunque siempre que se haga otro tanto con el poder ejecutivo, con el legislativo, y con el judicial mismo... Tenía que salirle a estos poderes un Julio Núñez como el que en El País le pide cuentas a la Iglesia, y que tiene confidentes entre jueces canónicos y altos cargos de la curia.
Y digo lo de la responsabilidad de las altas instituciones porque se da el caso de que yo presenté denuncias contra Consejeros, de Educación y de Sanidad, por inhibirse ante casos de abusos a menores, y aun contando con pruebas suficientes para iniciar una investigación, el retraso y la desestimación de fiscales y jueces permitió que se desvanecieran las pruebas, que la población quedara dañada y sin reparación, y que los delitos no fueran castigados.
En el caso que ahora nos ocupa, ¿quién es el principal perjudicado? Puesto que no hay identificación de ningún sujeto del delito, queda solo una gran mancha sobre la Iglesia como institución. Cuando se le está reclamando responsabilidad por los delitos de sus miembros, y se la agrede acusando a uno de éstos con fraude... ¿no habría que tomar medidas contra el poder judicial y contra el poder de la Prensa que tan ladinamente la atacan? 
Las piedras sillares del edificio de nuestra convivencia están siendo peligrosamente removidas... No podemos dormir tranquilos. No podemos tener una vida apacible de piedad y trabajo. Estamos en una emergencia social...
Para nosotros, los miembros de la Iglesia, son tiempos fuertes; tiempos de oración y de sacrificios para repeler esta oleada de ataques bárbaros que se cierne amenazante sobre nuestro futuro.

La Iglesia, atacada a lo largo de los siglos por ser depositaria de la Verdad,
padece hoy en sus miembros la misma persecución que entonces.




























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