CARRERA SUCIA DEL PRIMER ENCIERRO

Este dibujo se regodea en la farsa de las próximas elecciones. Como en la realidad no existe competencia alguna (pues los partidos son títeres), el director de la farsa se inventa a unos corredores: una oportunista, que es un nuevo invento de los desalmados del Bruxel's Lab para mangonear en España, a la que le da igual ocho que ochenta; un Sánchez iluminado, que está por encima del bien y del mal, y al que usan para meter miedo por su condición de carroñero; un Abascal con pinta de fiero que es en realidad un cabestro, y un Núñez competitivo que en verdad no ha movido un dedo salvo para empujar al precipicio a sus jefes, y que pronto será alzado a la condición de intocable por su inmoral sumisión al dinero.  Como en los malos sanfermines "Ni están formados ni en forma, no respetan las normas, y ponen en grave peligro a los demás".

*[Al día siguiente de ver la luz mi último artículo, el jefe de la sección de Opinión de EC se arrancó con uno titulado "Lo que diga Don Dinero" (o algo así), que venía a ser un intento de clavar una tabla sobre el marco de la ventana que mi denuncia había abierto en el muro, con la intención de cegarla. Aquí lo pego, junto con algunos comentarios.] 

Las elecciones del 28M fueron un golpe para la izquierda, [ahí se da el tono del discurso: apuntalar el trampantojo democrático de "las izquierdas y las derechas"] en la medida en que generaron un trauma no resuelto [y luego afina: "¿por qué iba a perder la izquierda, si no hizo nada malo?"... De expolio nada, claro]. No se trató de la notable pérdida de poder territorial, que quedó mitigada para el PSOE por el contrapeso de un porcentaje razonable de voto, sino de que les golpeó una realidad que no lograban entender. Sánchez reaccionó muy rápido con la convocatoria electoral, también para frenar esa desorientación [¿también?]. La pregunta que surgió, y en la que se centraba el trauma, era cómo se había podido perder tanto apoyo si la gestión de las sucesivas crisis había sido más que satisfactoria. Las respuestas [al porqué del golpe recibido] fueron las obvias: [aquí puede uno imaginarse que un ciudadano de izquierdas satisfecho con la gestión del gobierno, 'obviamente', diría: "Es que la gente es ignorante, y la prensa, que es de derechas, engaña a muchos"... pero más allá de eso es difícil imaginar otra obviedad] "que a la izquierda del PSOE se entendió que la fragmentación había sido muy perjudicial y que, por tanto, era la hora de reunir todas las fuerzas en Sumar, [¡ole, torero! vaya explicación... ¡que Franky fue un bluf  y no el ariete del derribo de España!, y que 'aquellas divisiones, y estas Sumas' no responden a operaciones del Bruxel's Lab, aun cuando lo de Díaz sea un fenómeno nunca visto en cuarenta años y ajeno por completo a la tradicional racionalidad del pensamiento de izquierdas] y en la Moncloa se llegó al diagnóstico que el PP había propuesto: el sanchismo había sido el centro de los problemas [¿en qué quedamos? ¿gestionó bien Sánchez 'las crisis' o no?]. Sánchez contrapuso un Gobierno que actúa a una “derecha política, económica y mediática, que es la que realmente manda, que tergiversa y miente". [Se supone que este artículo analiza por qué perdió Sánchez el 28M, y en este párrafo-sumario se concluye que en España siempre gana las elecciones quien quiere la derechaPor otro lado, de esta majadería se deduce que la derecha actuó contra sí misma los 26 años en que gobernó el PSOE... A estas alturas del texto es ya evidente que estamos ante un relato ad hoc, escrito para negar lo que todo el mundo está pensando y lamentando, a saber: que hemos sido víctimas de un atropello monumental y trágico en estos años, y que estas elecciones son el culmen de esa burla.] 
Sin este planteamiento, no puede entenderse la entrevista que Sánchez concedió a Évole, que fue a ratos aburrida; en otros, complaciente, y, en otros, presionante (para que señalase a medios o a empresarios concretos, lo que no consiguió), pero dejó algunos elementos políticos muy significativos. Nada de lo que se dijo en la conversación puede entenderse sin esa necesidad de borrar el trauma. [Lo que traducido es que Sánchez recibió la orden de exhibirse para que la Prensa pudiera reforzar el relato de un mandato, el suyo, 'como otro cualquiera', y para que, una vez impostada esa versión en la opinión pública, se pudiera señalar como conspiranoicos y enemigos del orden público a los que denunciamos sin ambages la gran desgracia que nos está asolando.] El marco en el que se desarrolló la conversación, que es el de la campaña electoral del PSOE [y dale], quería subrayar la causa última de los problemas socialistas: hemos hecho muchas cosas, hemos gobernado con políticas efectivas y reales, pero eso no ha tenido un premio electoral a causa de las manipulaciones, las mentiras y la maldad de las derechas. [Este enunciado aberrante aplica ricino a la inflamación del desengaño de los españoles: en tres líneas usa dos veces la palabra 'socialista' y una vez el concepto 'las derechas'] Así definió el presidente en qué consiste el antisanchismo, y lo repitió en ocasiones para dejar el mensaje bien asentado. En buena medida, sus argumentos son los mismos que los de Clinton o Biden contra Trump, los de Macron contra Le Pen o los utilizados para explicar el Brexit. No utilizó el término fake news porque es ya añejo, pero habría encajado perfectamente. 
Los tres propósitos del presidente
La entrevista tuvo tres elementos relevantes para entender la campaña que el PSOE ha planteado. La primera es esa división entre un Gobierno que hace y que actúa, y una "derecha política, económica y mediática, que es la que realmente manda", que tergiversa, deshumaniza y miente. [Cabe preguntarse aquí: ¿Cuándo explicó el ABC que el decreto de Alarma fue ilegal, y que a su amparo se robó al pueblo español la soberanía? ¿Cuándo puso el grito en el cielo por la contumaz inacción del PP? ¿Cuándo destapó que el covid era un gerontocidio para someternos y cambiar la sociedad?... o, en fin, ¿cuándo frustró esa 'prensa de derechas' los planes del gobierno o sus mejoras humanas?] Es el núcleo argumental a partir del cual tratan de combatir los efectos del antisanchismo, y veremos cómo ese marco sale a colación una y otra vez a lo largo de la campaña. La aparición de Zapatero está resultando muy significativa en este sentido, ya que, si Sánchez no puede responder de manera contundente a las provocaciones ("soy presidente del Gobierno, no puedo caer en eso"), un Rodríguez Zapatero liberado de responsabilidades institucionales sí puede utilizar las bazas de la firmeza y la dureza sin ningún problema. 
Hubo un segundo aspecto interesante en la entrevista, como fue una cara más humana de un presidente al que se ha acusado de frío y mecánico. Esa persona que, en la primera ola de la pandemia, tuvo que liderar un país amenazado [¿se lidian toros encerrándolos?]; que vio cómo, en la primera ola de la pandemia, su mujer, sus padres y su suegro contrajeron covid, con alguno de ellos ingresado en la UCI; que tenía que llamar a Alemania para conseguir respiradores, y que, a las dos horas de quedarse dormido, se despertaba empapado en sudor, como consecuencia del estrés causado por la tensión y la responsabilidad [pero esto, ¿quién lo vio?, ¿o es que hemos de creer a un mentiroso?]. Es alguien muy distinto del líder hierático y calculador que mucha gente tiene en la cabeza. Humanizar al presidente es también un objetivo de esta campaña: con Wyoming exhibió un lado humorístico; con Évole, uno más vulnerable [y con El Confidencial, su verdadera  realidad de osito de peluche enjabonado].
"La pista del dinero"
El tercer pilar del discurso socialista [¡otra vez la gota china!] fue la insistencia en los poderes que estarían más cómodos con los socialistos fuera del Gobierno. Según el presidente, son aquellos que tienen importancia en la economía, que creen que España es suya, que cuentan con terminales mediáticas y a los que la derecha política es sumisa. ["Que nos enteremos bien de que hemos tenido un gobierno de obreros, y que ha hecho muchas cosas exclusivamente para el bien de la clase obrera." ¡Qué cinismo! ¡Con media España ganando mil euros y costando cinco un kilo de uvas!... Y empujando al país sin miramientos al retortero de la miseria y el rencor. ¡Qué maldad!] A pesar de la insistencia de Évole, Sánchez no quiso ofrecer nombres concretos, pero sí recomendó al espectador que, como en las novelas policiacas, siga "la pista del dinero". [¡Sánchez no tiene vergüenza! ¡El okupa de Doñana y del Falcon dándoselas de pobre!] 
Al margen de otras consideraciones, un mensaje de este calado [¡el calado 'calabobos'!] tiende a significar al partido socialista como el enemigo a batir y como la única formación que podría plantar cara a esos poderes indeterminados. Significarse en este plano implica también una intención de canalizar el voto progresista hacia el socialismo y, con él, de reformular el eje en las izquierdas: con Montero e Iglesias fuera de juego, el PSOE ofrece el perfil combativo, el que planta cara al trumpismo y a los poderes mediáticos y económicos. En otras palabras, ocupa una posición claramente de izquierdas. En ese reparto, a Díaz, que siempre ha insistido en el consenso, le quedaría convertirse en un complemento moderno, inclusivo y de talante moderado, dirigido a ganarse a las clases medias progresistas de las grandes ciudades, más cerca de un Ciudadanos de izquierdas que del viejo Podemos. El PSOE espera, como reconoció el presidente, que la movilización electoral en los barrios populares sea mayor que en el 28-M y que sean los socialistas los destinatarios principales de esa energía de refuerzo. [Una garduña virtual es este texto de EC; y, para que funcione mejor el invento, en este párrafo final junta las migas de queso en una bola lustrosa y apetecible... Izquierdas y derechas, clases medias, centro moderado, combatir al fascismo, plantar cara, enemigo a batir... En definitiva, exaltación bélica para ocultar que ya todo el pescado está vendido... que los españoles todos hemos sido traicionados y vendidos; en una palabra, que ¡ya está la rata debajo la lata!]  
La campaña se hará larga [otra mentira, y gorda, pues los días se nos pasan sudando y sin nada que leer en los periódicos, pero hay que hacer que parezca que en España están en liza distintos modelos sociales]
Lo que demuestra el programa de Évole es que Sánchez está dispuesto a pelear [¡dejándose empolvar la nariz por bonitas asistentes de platós!] hasta el último centímetro de terreno, que no va a bajar los brazos y que va a dar batalla hasta el final. Lo más probable es que, tal y como se ha enfocado la campaña, este mes escaso que queda para los comicios se le haga largo a uno de los dos contendientes principales. El PP da por sentado que la victoria está ya en su mano, y así lo sugieren los demóscopos, por lo que ha adoptado una posición de hacer lo mínimo posible, confiando en que el desgaste causado por el sanchismo haga inviable la recuperación socialista. El PSOE está mostrando sus cartas discursivas de manera expresa e insistente en estas primeras semanas. Conforme avancen los días y las encuestas nos muestren resultados más cercanos al 23-J, y, por tanto, más fiables, uno de los dos será consciente de que su estrategia no es suficiente para conseguir los resultados esperados. [El miedo es nuestro principal enemigo; el miedo, el odio, y el desánimo... ¡Qué bien lo sabe el tirano! Y azuza esos fantasmas mentirosos contra nosotros sin tener en cuenta a Dios; pero en vano. Frente a su maldad, ¡ah de los españoles nobles y virtuosos!, opondremos una próvida resistencia pacífica, una tenaz adhesión a la Verdad, una paciente aceptación de los males, y una total confianza en la oración y la vida piadosa. Nuestra victoria es la fe en el Amor infinito de nuestro Padre, que provee a todas nuestras necesidades; que libra a los justos de sus perseguidores; y que de los males saca bienes para los que se mantienen fieles a la verdadera fe.] 

Yo no invento nada; por el simple hecho de ser coherente con mis creencias, he ido observando lo que sucedía en mi país desde la luz de mi fe, y he ido viendo que todo cuadra con la verdad que en ella se nos desvela: que la vida es un combate contra las fuerzas del mal; las cuales no son ni Pepito ni Menganito, aunque de éstos se valgan para sus propósitos; y que en estos momentos de la batalla, en estas elecciones, se fragua un duro golpe contra los partidarios del bien. El proceso es una serie histórica; y en los tiempos más recientes asistimos a un hito de la quimera, que empezó allá por mayo del 68, cuando conspicuos intelectuales participaron en la animación de un movimiento revolucionario perfectamente planeado para poner el punto final a dos milenios de hegemonía de Dios. Llevo ocho años haciendo la crónica de esta lucha, y en el enlace siguiente ofrezco un interesante capítulo que, como el mismo mayo del 68, está siendo reescrito en estos compases finales de la implementación de la Agenda.

[Como viene siendo habitual, a los artículos de alcielo.es le siguen interesantes contribuciones periodísticas. Y la reacción al presente no se ha hecho esperar: ¡Gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los expertos! ]

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