LA OCTAVA DE WOJTYLA

 

Queridísimo Juan Pablo II: Reza, reza, reza por las familias del mundo

                                                                            
Ayer me pasó una cosa graciosísima... Iba para tres semanas que tenía el coche en el taller, y me daban largas. Así que decidí llevármelo tal cual estaba, y esperar en casa a que Dios me diera a entender qué tenía que hacer con él... porque la experiencia me decía que debía aplicar lo de 'vale más lo malo conocido...', y no contemplaba llevarlo a otro taller. Resultó que, como el coche estaba parcialmente desmontado, tuve que esperar a que lo recompusieran. Hora y pico más tarde me lo entregaron, previniéndome acerca de cierto riesgo... Iba yo al volante pensando en estas cosas cuando vi un cono en mi trayectoria que no parecía tener mucho sentido allí plantado... Unos metros más allá, caminaba por la orilla un joven con un retraso, que me miró de reojo; como ya empezaba la hora punta, tuve que esperar un poco para incorporarme a la rotonda, momento en que el chico me tomó la delantera; le seguí con la mirada y vi que se paraba unos metros más allá, y que, asegurándose de que nadie lo veía, cogía una de las vallas que estaban apiladas al borde de la acera, y la plantaba en mitad de la calzada, haciendo mutis inmediatamente con una sonrisa pícara en el rostro... Yo pensaba tomar esa salida de la rotonda, pero al ver lo ocurrido me lo pensé mejor y me quedé un rato dando vueltas en plan buitre, trazando círculos, porque la valla tenía una señal de dirección prohibida, y me apetecía reírme un poco después del mal rato del taller. Y, efectivamente, los coches y los camiones llegaban a tomar aquella salida, y, al ver la señal, cambiaban su itinerario... Y después de divertirme un rato sanamente, aparqué en una isleta y retiré la valla. 
Moraleja: "Las muchas dificultades que nos está tocando vivir en estos tiempos tienen su origen en una manipulación de la realidad por parte de mentes descolocadas, de personas necias y ciegas, que no saben lo que hacen". [Aclaración: En tiempos de Jesús, estos necios y ciegos eran las personas más normales y respetadas...] Por supuesto que una sociedad que sigue a estos líderes está tan descolocada como ellos... y camina hacia el hoyo. Valga como ejemplo de esto dos cosas que me pasaron ayer y que se supone que son normales: la primera fue que cierta persona, al relatar el grave estado de un conocido, dijo que ya lo habían sedado, aunque lo que en realidad quería decir era que le habían inyectado una solución letal; y la segunda fue que un personaje femenino de una serie, al decirle una amiga suya que estaba embarazada, exclamó: ¡Qué asco! 
Pues a una sociedad así de perdida vino Dios como un hombre más, para proponerle un cambio, un giro: de la muerte a la vida, de la nada, a la luz y la verdad. [Y ya que hablamos de conversión, no sé si saben aquel que diú: - "Tenéis que convertiros, tenéis que convertiros", les insistía una y otra vez el catequista a los niños... Hasta que, finalmente, uno levantó tímidamente el dedo y dijo: - "Vale, Pepe, vale, pero, ¿en qué nos tenemos que convertir? "] La buena y definitiva noticia es que, hecho Dios hombre para siempre, de su mano podemos saltar del triste estado descrito en la moraleja del principio a la esperanzadora propuesta de un cambio radical: 
Las curaciones y resurrecciones de Jesús "son signos: no se quedaban en sí mismos, sino que guiaban hacia el mensaje de Cristo, hacia Dios, y nos dan a entender que la verdadera y más profunda enfermedad del hombre es la ausencia de Dios, de la fuente de verdad y de amor. Sólo la reconciliación con Dios puede darnos la verdadera vida...". (Benedicto XVI, Ángelus: 8 de febrero de 2009)
España, por obra de los que no aceptan el yugo suave de Dios, y conspiran para quitárselo de encima, está inmersa en una alteración gravísima, que amenaza con sepultar para siempre nuestra vida honrada y tranquila en la libertad de los hijos de Dios. Franco sabía que era inevitable que España recorriera los pasos de las democracias modernas, pero anticipó el mal que habrían de traernos: la gangrena moral, y, con ella, la decrepitud del pueblo. Y sucedió que de la modernidad del felipismo pasamos al cinismo de Zapatero; de ahí a la crisis; y de este mal sueño al linchamiento de Rajoy, comandado por De Prada, Ariza, Rivera, Núñez y Sánchez; finalmente éste, en un lustro aciago, perpetraría el gran expolio nacional -fraude toxicovicrán por medio- y el gran puchilindrazo -fraude electoral infame- el cual pretenden los magnates rematar con la investidura de Frankenstein II.
En este último acto de la farsa, crucial para la subversión del orden ético natural que persigue la Agenda, el maléfico ariete de los medios ha recurrido al retorcido simulacro de un estallido de violencia en Oriente Próximo. En ese lugar del planeta, torbellino de conflictos que se retroalimentan sin cesar con nuevas ofensas de rivalidades seculares, está todo tan mezclado y desfigurado que es casi imposible obtener certezas de lo que está ocurriendo. Este invento maquiavélico de la Agenda lleva adosado un componente de desestabilización internacional, por lo que, sin dejar de ser un conflicto local, y, por tanto, fácilmente manipulable (otra cosa muy distinta sería un conflicto entre potencias, donde las trolas no serían tan fácilmente despachadas), sin dejar de ser, digo, un conflicto menor, tiene el potencial de desencadenar uno mayor, con lo que resulta óptimo para llenar periódicos y horas de televisión, para aburrirnos a muerte, trastocar nuestras conciencias,  y hacernos olvidar que estas elecciones han sido un fraude de grave significado en la guerra (real) que se está librando en España, esto es, el brutal y persistente ataque al espíritu que nos conforma y a la posibilidad de futuro de nuestras familias. Ciertamente, bien se puede decir que hay un ataque sin precedentes contra las familias, las cuales, desde el pistoletazo de salida dado por la crisis, están siendo sistemáticamente desangradas, han sido diezmadas, y están a punto de desaparecer; un ataque que recibe también la religión católica, con una cruel persecución a sus clérigos y a sus fieles, y con la desfiguración de su doctrina.
Como ya sucedió con el covid y Ucrania, recién vertido en el ágora mediática el nuevo engendro 'informativo', ya no se habla de otra cosa: Resultó atropellado un anciano al cruzar la calle... porque iba leyendo lo de la guerra; un lactante casi se asfixia mamando... porque su madre se quedó absorta al ver a un niño en la tele siendo consolado por un cooperante en Gaza; Bartolomé I visitó la calle Añastro... para decirnos que recemos por lo de Oriente Próximo, etc. etc. etc. 
Capítulo aparte merece el obsceno intento del enemigo de usar ese siniestro artificio para arrebatarnos el arma que mejor nos puede defender de su ataque: el rosario. En este mes de octubre, especialmente dedicado a esta oración, tiene lugar en Toledo el tradicional Rosario de la Aurora, que se reza procesionando con La Virgen por el casco, para terminar con una misa en los jesuitas, y que en la edición de este año pudo haber terminado como su nombre indica, porque los organizadores decidieron que pidiéramos en exclusiva por Oriente Próximo y Ucrania, en vez de pedir por la excepcional y gravísima situación que viven nuestra Iglesia y nuestra patria, que son inseparables; y todavía habrían de repetir luego su discutida plegaria,  en las preces de la misa. No fue, desde luego, una oración de 'dos o más puestos de acuerdo para pedir algo'; y nos sentimos desplazados los que desconfiamos de las guerras de la prensa pero en cambio contamos las bajas de la nuestra por cientos de miles: bebés abortados, ancianos y enfermos asesinados o muertos en soledad, niños y jóvenes auto inmolados o muertos en vida, madres enloquecidas por sobredosis de odiosoma que se arrojan al vacío con sus bebés en brazos, y un larguísimo etcétera de víctimas de la barbarie impuesta por los sin Dios. Pero, si el acto tuvo un mal principio, el final fue peor. Congregados en Zocodover a las siete de la mañana, se pidieron voluntarios para llevar las andas, y yo me lancé a por una, aunque al segundo misterio ya le cedí mi privilegio a otro; y así también los demás, misterio a misterio... hasta que, llegando al santuario, un grupo de chicas 'uniformadas' (trémulo trío de tristes vestales de atávicos rituales) se hizo con la imagen, y, con su capitana, cruzaron con aire solemne la larga nave central del templo, exhalando a su paso el también triste, y ya habitual, acre olor de incienso impuro... Espasmos de la católica España, espectros de muerte en la casa de la Vida, estertores de la verdad en las postrimerías de la Historia...
Cuando sacaron lo de Rusia, estaba la gente empezando a hacerse muchas preguntas sobre el covid, y la repentina subida de precios de los bienes básicos obligó al pueblo a trabajar más y dejarse de historias... De la misma manera que lo del virus vino precedido de una alteración social sin precedentes (Tiempo de hablar / La España Prometida) y estaba cantado que ocurriría, también lo de Ucrania surgió como exigencia del guion y era predecible; y por eso, en las primeras fotos publicadas de aquella pseudo-noticia, busqué y hallé indicios muy claros del embuste. Hoy, desgraciadamente, como la guerra continúa, y mal que me pese, he vuelto a explorar 'en territorio enemigo', y he podido descubrir la trampa en que nos quieren pillar con lo de Oriente Próximo. Dicho sea de paso,  en la política de equilibrio de fuerzas de finales del S XX eran impensables acciones bélicas como éstas que últimamente nos tienen tan entretenidos; pero en aquella bien bautizada 'zona cero' anidó la alimaña del odio, retrocedió la civilización y se extendió el imperio de la muerte. Este cambio de orden trajo consigo el ascenso de los líderes más desaprensivos, y la prevalencia de los medios de comunicación menos veraces; y una escalada del mal, de la violencia y de la mentira, a nivel mundial.  Este contexto explica el constante deterioro de nuestras condiciones de vida, que será imparable, si Dios no lo remedia, hasta que estemos totalmente esclavizados.

Pregunta-reto del millón: ¿Qué situación humana explicaría lo que sucede en esta foto?

Creer a un mentiroso es cosa de necios; por tanto, es necesario mirar con mucha atención lo que nos sirven en el plato los dueños de La Prensa, porque estamos, además, moralmente legitimados para dudar de lo que nos cuentan. Vamos a mirar con atención, pues; lo cual equivale a ver pensando en lo que vemos. 
Hay un grupo de hombres en un lugar. 
Pregunta: - ¿Por qué se han congregado allí? 
Respuesta: - Porque una bomba ha destruido aquel lugar de su ciudad.
Objetamos: En el primer plano aparecen columnas desnudas y tumbadas, justo donde se supone que se levantaba un edificio, desde el cual, paradójicamente, parece que se ha tomado la foto. También a la derecha se ve parte de un edificio con una columna desnuda, como las que se ven en las obras mientras se están construyendo; además, no parece que ese pilar hubiera estado nunca revestido de material, ni que estuviera integrado en tabiques de una vivienda, porque, entre otras cosas, no hay escombro ninguno a sus pies.
El escombro desparramado por el patio, en general, no parece corresponder con el derrumbe de ninguna parte concreta de los edificios que se ven; y hay piezas que no encajan, trozos de valla, algo grande envuelto en plástico... O sea, que no hay evidencia del daño; que no hay, por ejemplo, un agujero de un obús en un edificio, ni hay un edificio derrumbado por efecto del impacto de un gran proyectil; no hay tampoco un cráter en el suelo producido por una bomba, ni daños estructurales en cascada y en disminución desde el centro de una deflagración. Lo que se ve son restos de construcción diseminados sin relación a su procedencia. A este respecto, curiosamente, la casa que se ve en el centro de la foto sin pared, tiene, en la parte de la calle donde deberían verse los ladrillos caídos de dicha pared, unos cuantos enseres domésticos que no se sabe qué pintan ahí, y también, ¡qué casualidad! un objeto grande, largo, y que parece nuevo y no dañado, que cubre todo el espacio en que, en buena lógica, deberíamos de ver el material del derrumbe... Y se ve que hacia dentro del piso tampoco ha caído la pared, ya que el suelo está despejado en buena parte de la línea de la pared desaparecida... Y allí dentro hay al menos ocho personas... una está medio doblada, como haciendo que mira algo en el amasijo de trastos y escombros, mientras que los otros tres o cuatro varones que distinguimos están con los brazos colgando, como a quien le mandan ponerse en un sitio y va y se pone, sin más, pero en su pose se advierte que carece de propósito para estar allí... En fin, pueden ustedes practicar este juego de lógica, que afina la inteligencia y da luz. Y para terminar, les invito a que observen al grupo que está en el patio: Difícilmente se ve a dos que miren para el mismo sitio... ni siquiera para el que está hablando en la esquina miran más de dos o tres... y todos, en general, están allí por estar, sin que se pueda encontrar una explicación mejor para su reunión que el hecho de que les hayan llevado a aquel lugar para hacer esta foto de portada, pagándoles por ello, o como fuera...
Convencido de que siguen tomándonos el pelo, y de que la intención que les mueve es del todo siniestra; convencido, igualmente, de que el futuro que les espera a nuestros hijos con dirigentes tan perversos es un infierno... me he decidido a llegar hasta el final en mi misión de destapar el fraude, y manifestar la verdad a cuantos la buscan sinceramente. Y, pensando en qué puedo yo hacer respecto a este monumental engaño, se me ha ocurrido que lo mejor y más directo sería ir yo personalmente a Tierra Santa y comprobar que allí no está pasando nada. Así que, hasta nuevo aviso, este blog queda suspendido...

Bueno, ya estoy aquí de nuevo, y no, no he estado en Tierra Santa; y les voy a explicar por qué.
Como si la vida no estuviera ya de por sí bastante difícil, lo que en teoría son avances, se nos vuelven inconvenientes por arte de la tecnología... Me sucedió anteayer (léase el martes 17) que, habiendo visto la conveniencia de ir a Sevilla para ver a una persona que me acompaña espiritualmente, traté de sacar en internet el billete de ida y vuelta; y terminé poniendo una queja contra Renfe por hacerme perder tres horas para nada, y abocarme a llegar al AVE con la lengua fuera. 

                                         
            
                    

Como otras veces, fui en coche a Madrid y aparqué en una explanada que hay detrás de la Parroquia de Delicias, en cuya fachada está grabada la cita de Proverbios 8, 31: "Y mis delicias (las de la Sabiduría Creadora, o sea, las de Cristo) están con los hijos de los hombres". Y, como tantas otras veces, me tocó subir corriendo el empinado boulevard, hasta Atocha, y llegar en el último minuto a chequear el equipaje para entrar al tren... (Yo creo que este empeño mío en ser desfacedor de entuertos es una de esas delicias que agradan a Jesús, porque me bendice mucho...) 
Llegué a las 11:38 a la espléndida hispalis; y pude disfrutar, con buen tiempo incluso, de sus calles y sus plazas, de sus gentes, su comida, y su folklore... y es que, estando sentados en una terraza mi buena compañía y yo, llegaron dos músicos y dos bailaoras, y en unos minutos nos dieron una muestra bellísima de su arte... 
Mi tren de vuelta salía a las 20:42, y, cuando nos retirábamos, cerca de la plaza de las setas, pasó zumbando un convoy de grandes y oscuros 'furgobuses' sin ventanillas, seguido de un vehículo blindado del mismo tamaño en el que viajaban unas veinte personalidades, todas de civil, y, según me pareció en la fugaz visión, atendiendo más a sus dispositivos que al paisaje urbano que podían divisar; y, cerrando el cortejo, un retén de vehículos policiales cargados de agentes con la metralleta montada. Me enteré luego de que altos militares de la UE estaban reunidos allí 'para debatir el apoyo a Ucrania'..., Y desfilaban por las calles para que todo el mundo pudiera comprobar que, en efecto, esa noticia era cierta y, por tanto, ¡la guerra de Ucrania existe!


De lass Setasss a lass Sierpesss... no hay más que un paso...
                                      
...Y de esta paz nuestra a la guerra, ni siquiera eso...
                                                         . 
La idea de ir a Sevilla a remojarme en afecto me había surgido el lunes, recién aterrizado a la vida real tras el finde del Pilar, en el que había estado en Asturias. Ese primer día de la semana tenía que hacer varias gestiones, y me eché a la calle a media mañana. Fui al cajero a pagar unos impuestos (que no me correspondía pagar), pero la maquinita se me resistía, y pasé adentro; pero como también 'la empleada del interior' me ponía trabas, y ya eran las doce menos veinte, decidí irme a misa y volver después. Y así lo hice. 



Cuando llegué de vuelta había cola, y aproveché para mirar el correo en el móvil. Y entonces me llevé un susto morrocotudo. 
En los tiempos en que me dirigía con el P. Mendizábal podía confesarle a él mis graves preocupaciones, y obtener consuelo y ayuda. Ya entonces tenía yo una situación muy complicada, con fuertes presiones de las autoridades... y le pedí al Padre el nombre de un profesional de confianza... el de aquella persona que le llamaba a menudo interesándose por él... pero, por h o por b, no se acordaba del nombre... Y no sería hasta finales del 2021 aproximadamente cuando di con la abogada que parecía que me iba a poder ayudar: católica, competente, agradable, comprensiva... El asunto que puse en sus manos no parecía a priori demasiado difícil, y en los meses siguientes a nuestro primer encuentro, intercambiamos algunos correos... mientras iba pasando el tiempo. Hubo huelgas en la Justicia, pero dos años sin que nada se moviera ya era mucho... En el lapso de un año yo me había pasado por el bufete unas cuantas veces, pero no había logrado verla nunca; y tampoco me respondía a los correos que le enviaba, salvo un par de veces, que me envió de vuelta un 'De acuerdo. Saludos'. Hace poco, a principios de este mes de octubre, volví a acercarme al piso, y me dijeron que desde agosto ya no trabajaba allí; entonces le mandé otro correo, y como no obtuviera respuesta, se lo reenvié varios días seguidos, hasta que finalmente me contestó, el lunes 9 de octubre, con otro de sus escuetos "De acuerdo. Saludos"... A esa respuesta le pedí más concreción, y que me actualizara su teléfono; y como tampoco contestara, se lo reenvié al día siguiente, el martes 10, y al siguiente, el miércoles 11, y me abstuve de hacer lo mismo en el día del Pilar y en el puente, Pero, de pronto, al volver del puente como he dicho, el lunes, un correo suyo fechado el día siguiente al Pilar, me decía que la llamara sin falta pues teníamos la vista del juicio ¡el lunes 16! Dejé la gestión que estaba haciendo y me fui al Juzgado. Eran las doce y media cuando llegué, y el juicio había sido a las once y cuarto. Les mostré mi perplejidad a los auxiliares, unas ocho personas, y todos callaron asombrados... todos menos la funcionaria 'que llevaba lo mío', la cual en respuesta a mi queja me dijo que ellos habían mandado la cita a la abogada y a la procuradora como era preceptivo, y que hablara con ellas... Le contesté que durante dos años no había conseguido localizar a mi defensora; y ella me respondió que la letrada le había dicho una hora antes lo mismo de mí (!). Se abrió la puerta de la sala de vistas, contigua al despacho de los gestores, y vi cómo una funcionaria le decía a la magistrada lo que pasaba conmigo... me acerqué y le dije a aquella Juez que allí brillaba la justicia por su ausencia... y que si podía encontrar alguna explicación al hecho de que yo estuviera en aquel momento allí hablando con ella si, como mi ausencia al juicio parecía indicar, no tuviera yo interés en defenderme en la causa que ella acababa de sentenciar... Comoquiera que se evadía, le insistí en preguntarle si podía responder a esa pregunta, y me dijo explícitamente que no.
Aunque el asunto del juicio no era difícil a priori, habiéndose resuelto, finalmente, de un modo tan desfavorable para mis intereses, se me ha puesto muy cuesta arriba el próximo que tengo que lidiar -ese que tiene posibilidad de cárcel...  ¿Recuerdan la amenaza de muerte de que les hablé? Pues no era una broma...
Me fui del palacio de Justicia muy triste, por mí y por nuestra España, que está hecha unos zorros, la pobre... Volví al banco, e intenté de nuevo servirme del cajero... en otras ocasiones había puesto bajo la lente el código que no era... pero esta vez lo hice todo bien, y nada... El impreso ponía claramente "Código para su lectura en entidad financiera"... pero, por alguna razón que se me escapa, mi deuda no podía ser leída por aquella máquina. Y aquello me hizo recordar la época en que estuve a punto de desaparecer del mundo de los vivos, que es el mundo de los libros de cuentas... que controla uno con cuernos y tridente...
Al día siguiente, llevé a mi esposa al trabajo, al instituto U.L., en la Avda. de Europa. Era la hora de entrada, las 8:15, y me encontré una fila de coches estacionados que estaban dejando a alumnos, me pasé al carril de la izquierda y, llegando a la entrada del centro, indiqué el giro a la derecha y me dispuse a entrar al aparcamiento privado del instituto; en ese momento el coche que estaba aparcado más cerca de dicha entrada inició de improviso la marcha y me alcanzó de lleno. Menos mal que pagamos un segurazo, a Mapfre, porque el contrario se volvió atrás de su reconocimiento de culpa inicial. En éstas, ha pasado ya una semana y el bollo sigue ahí, pero la compañía nos ha prometido un coche de cortesía...




Pues sí,  yo me fui a Sevilla pero no perdí la silla... todavía. Aunque, eso sí, en el ir y venir me di cuenta de que estando yo tan vigilado me iba a ser muy difícil cumplir mi misión de "Anacleto, Agente Secreto en Palestina"; y que, si quiero demostrar que todo lo que nos están contando los medios es una inmensa fantasmada, tengo que conseguir que uno de vosotros, de los que, digámoslo así, no estáis fichados, vaya por mí a Oriente Próximo, y se cerciore de que allí todo está en su sitio... No sé, pero me da que me va a costar convencer a alguien...
El asunto de cómo está el mundo se ha vuelto una cuestión polémica, en la que se juegan mucho los adversarios dialécticos. Como el pedal de una bici que a cada vuelta roza el cuadro, así cada dos por tres chirría en La Prensa el tema del negacionismo, palabro que en mitad del encierro coviniano sirvió para cerrarles la boca a los que dudaban de la versión oficial. El palabro estaba listo en el almacén de logística de la Agenda, ya antes del debut de la plandemia, al igual que lo estaban los agentes encargados de dar mil versiones grotescas del fenómeno, para ahogar en el tumulto aquellas otras que previsiblemente iban a estar bien fundamentadas, y que documentarían el gerontocidio que se le imputaba a un bicho. 
El proyecto totalitario que nos atornilla emplea como ariete el uso criminal de los mal llamados medios de comunicación... Frente a ellos, un servidor, autor de este blog, se siente como una hormiguita bajo una estampida de elefantes... aunque con Dios, claro.
Es difícil componer un artículo convincente, pues son inabarcables los flancos de abordaje y los medios de despiste que usa La Prensa. En este sentido, pienso a menudo que el Señor me ha elegido para esta tarea por mi condición de Arlequín... de Arlespín saltimbanqui, a medias cómico, a medias trágico; que procede como el junco frente al viento... plegándose y recuperándose, cimbreando e irguiéndose... con las raíces bien clavadas en la roca, pero con la parte que sobresale del suelo... indefinible, en movimiento, impredecible... ¡Bendito sea Dios!, ¡en todo, amar y servir!
Me vienen como en andanadas las ideas para desvelar el engaño diario de los medios. Dejo correr los dedos por el teclado, llego a veces a sitios sin salida... tomo aire, me elevo, y sigo... tamborilean los dedos sobre el teclado, el papel se va cubriendo de negros trazos... ¿Qué habré escrito aquí?, me pregunto al ver párrafos y párrafos que ya no tengo hilvanados en mi mente; entonces repaso, quito, pongo, retoco... y siempre me asombro, porque las ideas se enlazan por sí solas, como dotadas de un alma que las haya hecho amigas para un propósito de amor concreto... y allá van, al mar de la vida, con el perfume del 'mejor escritor de historias... de la Historia'.
Hoy proliferan los gestos externos de fe: parroquias cool, movimientos de moda, peregrinaciones in crescendo, lugares con aureola divina, órdenes con halo de glamour, grupos pop en los súper-hit, curas influencers, películas taquilleras... y hasta un Papa mediático... Todo vale para negar 'la mayor': que el mundo conocido se va al garete, que un diosecillo tirano, experto en algoritmos, se pone al frente; y que una parte de la Iglesia renuncia a la fe verdadera y se deja hacer por los sembradores  de apostasía.
Todo encaja en el anuncio recogido por Mateo: "crecerá tanto la iniquidad que se enfriará la caridad de muchos" (24, 12). Y también encaja con la interesada deformación acerca de la verdadera religión, planteada por Lucas, que hace que muchos se inhiban de practicar la caridad (Lc 19):
                                                                                               
 
La increencia crece, y con ella la ceguera para distinguir los signos de los tiempos. Todos esos fenómenos de última hora en la Iglesia son cantos de sirena, perfectamente distinguibles para los que practican una fe sincera. Pero hacen su función de servir de apoyo y argumento a los que se van perdiendo, mientras que a los que desdeñan esos 'salvavidas' les toca sufrir persecución...
El instrumento fundamental para que prospere la impostura son los mal llamados medios de comunicación, desde los que se conforman masivamente las conciencias. Sus contenidos no son noticias sino moldes para los cerebros; y, últimamente, sin apoyatura real. 
En España, este papel de los medios tiene un eje en la política y otro en la Iglesia, que es 'trabajada' a conciencia, desvirtuándola. EC es la voz de su amo, más que el resto de la Prensa, y así, hoy, nos transmite el grito agrio de uno que quiere ahogar la voz de la Verdad (Infeliz Férriz,/ erizo y zorro a la vez,/ mezcla ponzoña en su tinta,/ y deja ver su doblez): 
"¿Qué significa declararse creyente hoy en día? Decir que se cree en Dios, y poco más"
Con la impronta del malo, dice una media verdad (¿quién podría negar la gran tibieza de la Iglesia actual?) para esconder una gran mentira: "La religión no pinta nada".
El Príncipe de este mundo sabe perfectamente que basta un resto -cien, cincuenta, diez... ¡un solo creyente de verdad!- para destruir su sueño de suplantar a Dios; y sabe igualmente que esa fe operante, y la ruina de su imperio, han sido anunciadas (Mt 16, 18), aunque su orgullo no le permita admitirlo. Por todo ello, habiendo ganado últimamente mucho terreno su plan, se ha desatado su furia, cegado por la ambición.  
Ciertamente, hay una guerra en marcha, y es de tipo espiritual. En todo lo que se mueve, por supuesto dentro de la Iglesia, pero también en la coyuntura política, (ahora mismo en la formación de un nuevo gobierno) lo que está en juego es la religiosidad: una sociedad que viva como si Dios existiera, frente a una donde reine el pecado de la mano de la mentira y la violencia.
La acción contra la Iglesia es constante; además de la labor de zapa de los opinadores, el fuego de artillería de noticias adversas no cesa. El relato, o la falta de él, o su insidia o truculencia, son ciertamente armas en esta guerra: Todo sirve al fin de alejar de Dios. Desde luego, el recurso más usado es atacar a sus seguidores, denostándolos, o afligirles, ensalzando a los impostores. Pero también sirve al mismo fin sembrar la desorientación, aprovechando la espesura que se va adueñando de las mentes y de los corazones.   
Un botón de muestra: un columnista influyente colgó ayer un texto en el que acusa a la Iglesia de anti-semitismo. Y apoya su juicio en una supuesta carta de Benedicto XVI a un rabino eminente, reconociendo ese agravio histórico. La misiva está fechada en 2018, pero se da el caso de que, durante los diez años de retiro del Papa emérito, fueron poquísimas sus intervenciones públicas, y puntualmente documentadas en La Prensa, precisamente por su escasez y significado; y por eso es patente que no apareció noticia alguna de ese tenor. Hubiera resultado, por otra parte, extremadamente grave, pues correspondería con una clara intromisión de Benedicto XVI en el gobierno de la Iglesia, algo totalmente incompatible con la lealtad mostrada por el fallecido Papa al actual. Esta opinión entra, además, en el ámbito de lo truculento, al desenterrar aquel desaforado ataque -planeado y no ejecutado- contra la figura del Papa emérito, con la excusa de su ascendencia judía.
Es fácil, como he dicho, para el que ordena su vida según la fe de sus mayores, descubrir el engaño de ese pretendido florecimiento eclesial; y de esos 'brotes tiernos' ya hemos hablado anteriormente en este blog. Pero conviene insistir en ello, sin desesperar de poder despertar algunas conciencias  de su letargo.
Por ejemplo, en el puente del Pilar tuve ocasión de darme un baño en las corrientes mediáticas: pasé tres horas viendo El Sonido de la Libertad, y otras tantas escuchando un programa religioso. 
La película está hecha con oficio, conmociona, entretiene y deleita; pero en cuanto al mensaje tiene una pega insalvable: centrándose en el tráfico de niños, enmascara la verdadera tragedia de la pedofilia, que es su imparable implantación en las prácticas sexuales de los occidentales normales y corrientes. Del mismo modo que el asesinato de niñas en China ha terminado provocando que un tanto por ciento elevadísimo de los varones sean homosexuales, las políticas llevadas a cabo en España enfrentando a los sexos, pueden ser la causa de la vertiginosa propagación de la pederastia. Como a los magnates no les interesa que se hable de este asunto, pues les va bien como estamos, han retenido esta película cinco años, y sólo con este escandaloso sesgo restrictivo la han dejado salir a los mercados. El mismo título de la película es una pantalla que impide ver el drama de la pederastia en toda su extensión. Sound of Freedom, al vincular el tema que trata con la libertad, excluye todos los casos de abusos - el 99%- que no van ligados al secuestro físico, de tal manera que el propio éxito de la película hace de velo del verdadero problema: la aberración sexual instalada como normalidad; el avance de la barbarie en nuestras costumbres.
Huelga decir que esa normalización es promovida y vehiculada por los medios, asistidos por la deprivación cultural programada oficialmente que estamos padeciendo.
En cuanto al audio con que me entretuve otras tres horas (mientras conducía), giraba en torno al Sínodo. Era igualmente cautivador, y, desmenuzando también la fuerte problemática que desangra a la Iglesia, dejaba escaso margen para no estar de acuerdo con su contenido. Sin embargo, algunos detalles me resultaron cabos sueltos para descubrir la muy bien tejida tela con que sutilmente se encubría el verdadero problema eclesial. 
Arrastrado por la propaganda, no hacía ni un mes que había visto yo dos películas de epopeyas católicas -una acontecida a finales del S. XVIII en Francia, y otra en el primer tercio del XX en Méjico. En ambos casos, la referencia religiosa me pareció superficial, y engañosa, porque le quita protagonismo a Dios, y deja al espectador, por tanto, expuesto a una idea de santidad irrealizable (un preadolescente del que se destacaba su normalidad: el gusto por estar con la pandilla, el descubrimiento del amor... y que, sin explicar de dónde ni cómo le vienen las fuerzas, soporta de pronto el suplicio de que le despellejen las plantas de los pies y le hagan caminar sobre ellas; o el caso, en el otro film, de un líder que obra una resistencia heroica durante años, sin que se haga ver que recibe las fuerzas de lo alto). Digo esto porque en la estela épica de esas gestas, trágicas y 'fracasadas', se inserta la tertulia de audio que estoy comentando; lo cual me hace pensar *[y en la relectura que estoy haciendo hoy, último día de febrero del 24, lo corroboro] me hace pensar, digo, que ese marco bélico romántico elegido para esta rica tertulia está pensado para desanimar a los que se plantean luchar por la supervivencia de la fe -retorcido, sí, pero certero- (distinto hubiera sido que en vez del fracaso de La Vendeè actualizaran Lepanto y el uso del rosario como arma). Pareciendo defender la pureza de la fe, y su valor social, (pues cualquier aparición religiosa en los medios tiene hoy día esa parte), estos agentes eclesiales están en realidad desalentando la movilización de los fieles, al situarlos, engañosa e intencionadamente, bajo el pabellón de un levantamiento romántico, y hasta cierto punto ilegítimo -pues la doctrina católica no justifica el uso defensivo de la violencia sino cuando existan posibilidades razonables de vencer al agresor. 
Para tratar con provecho el drama de división que vive la Iglesia, aparte de exponer las desviaciones doctrinales que asoman en el horizonte, hace falta decir claramente que responden al intento de someterla desde dentro al dictado de los magnates del mundo. Y si esto no se dice claramente se le está siguiendo el juego a aquellos a quienes se critica. 
A comienzos del año 2020, estando yo muy perseguido, vi puestas en boca del Papa ciertas desviaciones doctrinales flagrantes y muy perniciosas. Muy dolido en mi interior, por el mal que aquello podía causar, y en vista de que ningún obispo decía nada acerca de las muchas declaraciones preocupantes que nos llegaban del Papa, dirigí yo unas palabras muy duras al sucesor de Pedro en las redes, por lo que padecí fuertes tensiones en los días que siguieron a aquel acto. Afortunadamente, no se prolongó mi sufrimiento, porque sucedieron rápidamente dos cosas muy llamativas: una fue que, por primera vez en siete años, vi publicadas en La Prensa de aquellos días unas explicaciones de un obispo, recogiendo el malestar que flotaba en el ambiente respecto a la figura del Papa y situando en el plano teológico y pastoral la respuesta adecuada de la grey a una situación así. Aliviado y convencido por aquella oportuna guía de un pastor, escribí otro texto público adecuándome a su enseñanza. Y la segunda cosa llamativa fue que, en menos de un mes, estalló el covid.
Mi texto había significado el quejido abierto, sentido y directo, de un ciudadano católico corriente dolido con su Papa por escandalizar al rebaño; algo, por lo que yo alcanzo a ver, nada o muy poco habitual en nuestros tiempos (otra cosa son los chismes, incluso de tipo profesional). El hecho de que un fiel cualquiera expresara en las redes el sentir común del agravio a la fe de los sencillos, equivalía en la estrategia del reset a un toque de retirada del plan A, 'el pacífico', por el que la resistencia católica a sus desquiciadas aspiraciones debía ser vencida silenciosamente. Dado que el fin de esta quimera es acabar con Dios, es obvio que se ha planteado acabar con la Iglesia... Vista la imposibilidad de hacerlo limpiamente desde dentro, por la resistencia de los fieles a cambios en su fe de siempre (por ahí vino el fin de la herejía arriana), opta la quimera por pasarse al plan B: reducirlos por la fuerza -expoliando el patrimonio moral y material de sus países, y minando con crímenes cobardes su ánimo; o sea, sembrando el pavor covid; y, si fuese necesario, los pavores descendientes del covid: Ucrania, Hamás, empobrecimiento generalizado...
El desenlace de mi atrevida intervención vino de la mano de un obispo 'surgido del fin del mundo', como el propio Papa dijo de sí mismo. Y desde entonces hasta hoy, ese obispo ejerce pública, aunque discretamente -porque así conviene- como guardián de la tradición de la Iglesia frente al obsceno envite al que algunos la están sometiendo... 
[¿Saben ustedes aquél que diú... "(Suena el móvil) -¿Diga? -¿Es la panadería de Cafarnaún? -Sí... -Pues prepáreme cinco mil panes porque se me chafó el milagro..."] Producido por un grupo que se hace llamar algo así como La Panadería de Cafarnaún, en la primera parte del largo audio del que les hablé, el citado obispo era entrevistado por un destacado clérigo doctor español (de reputada estirpe toledana), y la impresión que me dio el evento fue la de un toreo de salón de altura. Describiendo con magistral destreza los peligros y desmanes que están asolando nuestra religión, pareciera finalmente que todo cuanto se puede hacer al respecto es encomendarle a Dios la situación, y confiar en que Él no permitirá que la previsible destrucción de su Iglesia suceda, tal como nos lo tiene prometido. A la idea de que a tan esmerada descripción de los horrores que este mal llamado sínodo trae a la Iglesia no se corresponde una sincera intención de atajarlos, contribuye, por una parte, además de la desincentivación de respuesta humana que la falta de propuestas encierra, la ausencia total de la referencia de María como fortaleza y guía principal de la defensa católica en tiempos de crisis; y, por otra, la sutil modificación de una cita bíblica que surge en la entrevista: en el pasaje que dice 'nuestra guerra no es contra la carne ni la sangre, sino contra las potencias del mal que revuelan en las alturas', el prelado dijo: "...no es contra la carne ni la sangre, sino por Dios, por el buen nombre de Dios"... como si al mal quisiera dejarlo a su aire... 
*[Hoy, 29 de febrero, dándose un despertar del pueblo católico al silencioso asalto que sus murallas venían sufriendo, a tres días de la elección de líder católico de los obispos españoles, el ruido mediático que los de esta tertulia han causado -la cabeza de un culebrón- me confirma plenamente en la impresión que acabo de comentar. Es lógico que sea el propio nuevo orden el que encabece las protestas contra él mismo, porque así las conduce a la vía muerta.]


¡San Juan Pablo II, ruega por el mundo!

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