MI BUEN JESÚS, MI VIRTUD HEROICA

La impostura que nos atenaza  es cero sutil y mazo pelmaza.

Hoy estoy de peregrino en Fátima con mi familia y otras trescientas. Los secretos que la Virgen comunicó a los Pastorcitos desvelan que en los últimos tiempos, antes de la venida definitiva del Reino de Cristo, acontecerá una gran ofensiva del Mal contra la familia humana basada en el matrimonio. Y todo parece indicar que estamos ya en ese punto. 
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer los creó. La diferencia sexual no es, pues, un capricho, sino el fundamento de nuestra esencia. El cuerpo humano habla de Dios. La diferencia sexual dota al ser humano de una capacidad única en la creación: la de entregarse en cuerpo y alma a otro; y es justamente desarrollando esa capacidad como nuestra vida adquiere sentido y logra el fin para el que fue creada: el amor eterno. En el cuerpo humano hay inscrita una teología. 
De modo natural, el matrimonio es algo conocido y aceptado -como sagrado, o cuasi- en todas las culturas. Su puesta en cuestión actual es una anomalía sin precedentes. Ciertamente, esta corriente política llamada género trastoca la creación y anula la diferencia sexual como base de la familia y, por tanto, de la organización de la convivencia humana; empieza socavando el cimiento de la paz para acabar quitando a Dios. 
La Iglesia verdadera cree que no hay distinción entre esclavos y libres, entre mujeres y hombres; y viviendo esa verdad en el amor ha surcado los mares procelosos de la Historia durante veinte siglos. El hecho de que también en la Iglesia se esté hablando ya de género, supone un ataque frontal al centro de nuestra fe, y revela la existencia de un plan violento para cambiar el mundo.
El pasado fin de semana asistimos mi esposa y yo a una interesante charla de un reputado teólogo, especialista en lo tocante al Matrimonio. Había entre la audiencia gente con muy buena formación, saboreando con fruición las mieles que la sabiduría secular había ido depositando en los panales de la historia de la Iglesia. El ponente invitaba a preguntar, y el diálogo se animó al tratar la relación entre el matrimonio como institución natural y como sacramento. Una tras otra, iban cayendo interesantes preguntas sobre distintos casos; y, caldeado el ambiente, cierta persona -una del selecto club  de los 418 Grandes de España- se unió a la cadena de curiosidades preguntando si la Iglesia consideraba adulterio la unión carnal fuera del matrimonio rato y consumado. El teólogo explicó que existen convivencias extramatrimoniales 'blancas', que no tienen por qué ser pecaminosas; y alguien entre el público aclaró que cuando un ministro niega la comunión a un divorciado que vive con otra persona, lo hace porque su situación -el rechazo del vínculo indisoluble- es objetivamente contraria al sacramento de la Eucaristía; o sea, que no se juzga a la persona, sino que se preserva el orden sacramental. Yo lo entendí bien porque algo similar me había tocado de cerca hacía poco: habiendo adquirido certeza sobre la infidelidad al Evangelio de cierto grupo eclesial, se me presentó el dilema de tratarlos como paganos o como hermanos; darles la paz o no. Opté por explicarles, como en el caso del divorciado, que, sin juzgar cada caso, objetivamente no me parecía adecuado tratarles como hermanos sabiendo que comulgaban y seguían juntándose; luego, notando que maniobraban para hacerme parecer impío, durante un tiempo les negué el saludo dentro de la Iglesia; hasta que el Señor me hizo ver que, en situación tan desproporcionada, lo más adecuado era dejar que fuera Él quien pusiera orden; y volví a lo de antes aunque sin fingimiento. 
Hacerse violencia por el Reino es parte de nuestra fe; el Señor es quien señala el cuándo y el cómo, de tal manera que no se trata tanto de hacer un poder como de ser sincero con Él; y en esa relación aparecen las perlas que Dios, personalmente, nos regala a cada uno, a nuestra medida. Van esos regalos revestidos de Cruz, como es lógico, pero encierran dulzuras inefables. Aquel grupo de personas que objetivamente eran reprochables, cantaban canciones de protestantes en el momento de la Comunión, a pesar de haberles amonestado por hacerlo; y un día, previendo la ofensa, me moví al último banco antes de la Comunión; entonces, según lo previsto, entonaron una de las suyas, y yo aproveché ese momento, piano pianito, para salmodiar un canto popular católico. Al que está avisado, no se le escapan sus tretas, y puede uno preparar una respuesta acorde... o desacorde, como cuando entono en solitario un cántico por romper el círculo de tristeza que tan a menudo imprimen ciertas actitudes en la celebración eucarística. 
"Tiene rarezas", dicen temosos algunos, y otros les responden con una 'explicación científica' que les confirma en sus miedos... ¡Ay, la ciencia! ¡Qué desvarío cuando se aleja de Dios! Puede entonces Don Dinero negar que dos más dos sean cuatro y dar la ciencia su bendición a tan valiosa aportación al progreso...
Al lado de mi casa se van a inaugurar a la par dos edificios que ilustran el extravío de la ciencia -su doble vida- y su necesidad de la teología. Uno de ellos intenta pasar desapercibido, y con ese fin se mimetiza con el viejo entorno. El otro es una reforma, un lavado de cara para la foto 'Ciudad del Deporte 2025'; se cambia la fachada de un viejo polideportivo, sin tocar su planta ni alzado, pero lo hace con ostentación, para aparentar lo que no es. La constructora de ambos es la mentira que nos circunda, obviamente, ante la que el silencio del pueblo es suicida.
Sobre el alero del techo de la antigua pista, que sigue siendo la misma,
han levantado una empalizada de cuatro metros, tan sólo para aparentar mayor volumen

En pocos meses han hecho esta 'cueva', para certificar y decretar muertes; imita la fisonomía del vecino cementerio, como si siempre hubiera estado ahí.  Es una institución reciente, buque estrella de la cultura de muerte actual, aunque ya estaba gestándose en aquellas morgues de hace treinta y pico años, donde a mis alumnos de primaria les sacaban fetos de vasijas de formol como si estuvieran mostrando una colección de reptiles.

Mientras reformaban estas instalaciones me preguntaba yo para qué serían aquellas pértigas de cuatro metros que, a intervalos de tres, sobresalían del perímetro del techo... Al final, el mismo perro, pero con cuartitos para fitness, spinning, pilates y forfait...


Ayer me lanzaron un piropo: "Te veo muy bien; te veo incluso más joven". A mis sesenta y tres años, hago bicicleta, natación y tenis habitualmente, y desarrollo una gran actividad; pero cada vez me pesa más el cuerpo, y al llegar la noche mis neuronas están muertas. Dudo mucho que con ochenta y ocho, o incluso con setenta y ocho, pueda yo -o cualquier otro- tener vigor para combatir eficazmente en esta batalla mundial que se está librando, aunque para eso están los asesores. Éstos cortan el bacalao en la trastienda, y son escurridizos. Sé que -sin ser mérito mío- mis publicaciones, por medio de las cuatro lectoras que me siguen, alcanzan a miles de personas; sin embargo, como al dueño de los medios no le caigo bien, pone coto a mi influencia. Ayer mismo publiqué en "Mis historias" varios textos sobre el Papa, y, a punto de 'desvanecerse mi carroza', tenía sólo registradas dos visitas.

 


Me había parecido útil crear una miniserie de tres o cuatro reflexiones sobre el asunto pontificio. En orden de publicación, colgué que 'los hados' le escriben al Papa mutis ad salutem en las crisis, que daba qué pensar lo que dijo del malquerimiento de algunos siendo él tan popular y estando su grey pelándose a rezar por su conversión, que en su pregón pascual exhortaba a caminar junto a tu esposa, que Adán había faltado una noche de casa y Eva le examinó el costado al oír sus disculpas, y que el haber nacido la mujer de una costilla era porque un camino largo y crucial se hace mejor "codo a codo, costilla a costilla".
Una tarde de verano, de visita 'en casa' de mi primo el gobernador civil, me fui en bici a conocer los alrededores de la ciudad; al pasar por cierto pantano vi gente arremolinada y me enteré de que una persona se había ahogado. Cuando regresé se lo conté a mi primo, e inmediatamente cogió el teléfono y se hizo cargo. Su responsabilidad en primer lugar, y luego su puesto y su fama, dependían de su diligencia, y esto vale para él y para todas las autoridades. Cuando esta semana empecé a oír hablar de nuevo de la dana, me sonó raro. En Año Nuevo habían dado el escabroso asunto por zanjado, ¿por qué entonces reabrían el cadáver? Yo tenía la foto de la calle Gómez Ferrer prendida en mi imaginación, y le pregunté al Sr. Ferrer qué misterio encerraba aquel asunto. Él en persona me desveló lo que, aunque descabellado, podría ser la única razón de aquel salvaje despropósito; a saber, que aislada la zona por la catástrofe, los medios vieran moralmente admisible publicar un montaje para alertar a la población. La explicación, dada la villanía a que nos tiene acostumbrados la Prensa, es un disparate, pero por eso mismo podría muy bien ser 'disparada'... (¡Sólo un loco se atrevería a decir que aquella iniciativa periodística escondía un plan criminal para apuntalar el corrupto gobierno sicario de Bruselas!)
Incidían las noticias de esta semana en las decenas de muertos antes del aviso de alarma... y hasta uno de los grandes se atrevió a escribir que 227 personas fallecieron el mismo día 29 (mientras que el 220 se fijó enseguida, el pico ha ido cambiando; sin embargo, es muy distinto que 'Pepe, el de la tienda' nos venda hoy el pan o no; o que Rosa vista y perfume la cabeza de sus hijos para ir al cole o no; y lo digo especialmente para la Prensa y las autoridades), y esa "primicia", conocida a los cuatro meses, casa perfectamente con la forzadísima explicacion de que la Prensa recurrió al 'salvaje montaje' por un afán de servicio, por 'el bien mayor de informar a la población para salvar vidas... Pero hace falta fé para creérselo; ¡pues anda que no podrían conseguir fotos tomadas desde pisos!
Ya sabemos que gobernar es actualmente cuestión de esgrimir el mejor relato. Pero al de una prensa ejemplar le pongo yo, de mano, una objeción, ¿cómo es posible que todos los medios -grandes y pequeños, nacionales y de afuera- se pusieran de acuerdo de la noche a la mañana para publicar la misma foto inventada? ¿Era más rápido poner de acuerdo a prensa de 'tan distinto signo político' que comunicar la gravedad del siniestro a las autoridades? Absurdo. 
Al descubrir lo que había pasado, me puse a escribirlo, pero al buscar la foto para colgarla, ¡no la encontré! ¡habían desaparecido todas las publicadas en los grandes diarios!; quedaba sólo la del Marca y otras de pésima calidad. Entonces, en medio de mi desconcierto, vi de pronto clara la solución: un repasito con el Paint... y ¡zas!, reaparecía 'la portada del ABC' 

Tal parece que un Moisés fotógrafo hubiera detenido las aguas para poder tomar su foto.

Tengo otra objeción, aún de mayor calado. Con doscientas veintidós vidas humanas clamando justicia y verdad, ¿por qué se esperaron cuatro meses para confesar el buen propósito que movió tan grande engaño? ¿Y por qué hasta esta semana no trascendió que había habido 'decenas de muertos' en las primeras diez horas de lluvia? 
Y, por último, ¿cabe en cabeza humana creer que 'el escenario' de esta monumental devastación pudiera mantenerse intactoe inalterado cuatro largos meses intacto para garantizar una investigación? Otra vez topamos con el absurdo; o, más bien, con la arrogancia de unos líderes mal acostumbrados, que piensan que a este pueblo se le puede torear como y cuando quieran. Pienso que sólo un sistema judicial corrupto hasta las heces podría atreverse a emitir un juicio sobre lo ocurrido tras aquel denso telón de lluvia, y sobre quién movió los hilos.
Definitivamente, no es cosa de un loco decir que la muerte campa a sus anchas en España; si acaso, de un loco por el Crucificado y después Resucitado. 
Y, a propósito, y ya para terminar, de la afección multilateral que casi acaba conmigo en Navidad no me ha quedado ni rastro. ¡Y pensar que estuve a punto de ponerme yo mismo en manos de mis verdugos! ¡Gracias, Señor! Sigo teniendo, sin embargo, muchos padecimientos. El terror psicológico ha hecho presa en mí, y me resigno a vivir con una espada de Damocles encima, y abandonado a mis escoltas celestiales. En danza macabra desfilan ante mí mis enemigos, diciéndome a todas horas: ¿dónde está tu Dios? Y me incitan a luchar contra las sombras.
Como quiera que me venga una alegría, me viene detrás un chaparrón. Hace poco me 'regalaron' dos Michelín, y al día siguiente ya tuve que aflojar doscientos euros para reponerlas... Acechan y humillan a mi familia de mil maneras; he ido a pedir ayuda a la comisaría pero me pidieron "que les llevara la navaja y  a su dueño esposado"... En momentos así recuerdo que la paciencia es el modo en que los católicos conservamos la paz y vencemos en todas las batallas -"Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tus enemigos", reza el adagio.  No nos rasgamos las vestiduras, pues siempre están ante nosotros las palabras del Señor: cuando hayáis terminado vuestras tareas decid 'Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer'; y también esas otras, más contundentes: 'Aún no habéis llegado a la sangre en vuestra lucha contra el pecado'. 
Hermanos, el momento es apremiante; queda como solución que el que tenga esposa viva como si no la tuviera... ¿Os suena esto? Pues, ¡adelante!, sin desanimarnos, ¡Dios lo puede todo! ¡Feliz y Santa Cuaresma!
















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