QUERIDO DIOS:

En esta mañana lluviosa he subido al monte a escribiros esta carta, con el dolor por los niños perdidos en mi corazón. 




"Jesús les respondió: 'Mirad que no os engañe nadie. Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: 'Yo soy el Enviado de Dios', y engañarán a muchos. Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin (...)"
 

Mientras un silencio sepulcral envolvía la Tierra...

Dios me libre de dar lecciones a nadie, pues abracé la fe como el que se coge a un clavo ardiendo. Si hablo de Dios es porque he descubierto en Él todo lo que buscaba. En su palabra encontré la verdad; y ésta me hizo libre. Por eso reacciono con firmeza ante cualquier intento de esclavizarnos; a pesar de las coacciones. Esto, tan sencillo de decir, daría para hablar mucho; pero será para otro día, porque el tema de hoy es eso que venimos oyendo últimamente de 'guerras y rumores de guerras'. Y es nuestro tema porque se está usando precisamente para esclavizarnos; y es Jesús mismo quien nos advierte seriamente del peligro: '¡Cuidado, no os alarméis!'... que la casa común todavía ha de durar.
Alarmarnos, quitarnos la paz, es la tarea propia del enemigo de Dios y de los hombres. Y el rasgo más destacado de lo que va de siglo es justamente la agitación: Zona 0; Crisis; 'lío a Rajo-y-España'; 'expo-lio-Sánchez', lío-Covid-Ucra-Gaza; líos-voy-Davos-quenopodáisdesliar...
Ciertamente, no hay forma de atar cabos; tal parece que hayan decidido que el tercer milenio sea el comienzo de su reinado ateo. Con bombas estratégicas (11S, 11M) han dado un giro a la Historia, conculcando el Derecho Natural (de la Zona 0 emerge, 'por seguridad', la justificación para violar la intimidad personal y colectiva) y con ese permiso para controlar, y el de los 'medios' para manipular, el mundo es casi lo que ellos digan: Peligro mundial de desestabilización terrorista, crisis, inaceptable gobierno corrupto en España, pandemia, guerras, 'riada' mortal por diez horas de lluvia.. Y ahora, rumores de una invasión de Europa.
Pero no, fácilmente se advierte que esa cadena de líos es la que quieren poner a nuestra libertad. La opresión que sentimos a diario viene de ahí; es la sensación de tener la soga al cuello. Toda la convulsión de este siglo tiene ese significado:
      
                                             

Es impresionante, por ejemplo, ver cómo ha subido la cesta de la compra. Si tomamos como referencia un supermercado estándar, vemos que los sueldos entre mil y dos mil euros, que son la mayoría, no sólo no pueden ahorrar, sino que apenas pueden llegar a fin de mes: naranjas, plátanos, o fresas, que son riqueza nacional y están de temporada, cuestan dos, tres y seis euros respectivamente; la ternera y el pescado, que también abundaban, cuestan entre quince y  veinte euros; la leche, a un euro el litro, el pan, otro euro, el queso quince, el kilo de patatas, dos euros, el de garbanzos o alubias, tres y cuatro euros; y lo que se sale de lo básico, café, dulces, licores, perfumes, tiene un sobreprecio muy apreciable. Súmale energía y combustible, comunicaciones, mantenimiento, impuestos-tasas-multas, vestido y salud, alquileres, educación de la prole, y en no pocos casos técnicos de distintos tipos... y tienes hechas las cuentas de un país encadenado por la cartera; a eso añádele el rumor de una invasión y el gasto que viene con él... y ya no necesitamos taburete que nos sostenga en el patíbulo... 

¡Qué lastima que Roig se meta en política!

Por eso, ahora que todavía podemos gritar, es necesario hacerlo: ¡NO AL GASTO INJUSTIFICADO! No más mentiras, como la de los cientos de miles de millones del covid que iban a modernizar y a reconstruir España. ¡Basta ya de extorsión! Porque si no gritamos, cuando termine esta farsa del rearme, no es que España no vaya a poder comer plátanos, ¡es que será una república bananera!
Pero la palabra de Dios viene siempre en nuestra ayuda: "¡No os alarméis!" Y qué oportuno es el consejo; porque un país que mantiene la calma, y que trabaja honradamente, no puede ser puesto de la noche a la mañana en estado de guerra; y en la paz, la mente ve con suficiente claridad para descubrir el engaño. En cambio, si se deja guiar uno por 'los que saben', si renuncia a escuchar lo que le dice su corazón, si cede a la agitación interesada que circula por los medios, cae fácilmente presa de quienes se mueven por su egoísmo personal. La sabiduría popular lo dice: "En tiempos de tormenta no hagas mudanza"; espera a que se aclare el panorama, y entonces, si es preciso, ya cambiarás lo que haga falta.
Es en extremo violento lo que hacen los veintisiete líderes europeos: de espaldas a su gente, ya empobrecida, deciden apretarle aún más el cinturón. En el caso de España, siendo tan sangrante el reciente expolio al amparo del covid, este desprecio al pueblo es propio de un tirano.

Doña Nuria enturbia el Turia... y sus barrancos
A propósito de esto, se ilumina lo sucedido en la dana (que se sigue intentando embarrar 'por todos los medios'); porque, estando tan cuestionada la imagen del Presidente, y siendo ésta cosa de asesores sin principios, la peor de las hipótesis cobra fuerza. En este sentido, en relación a mi intervención, no sólo no he recibido respuesta (turbia) de Dª Nuria, Juez del caso, ni de los diarios El Confidencial, Marca y El Mundo, sino que, viendo que seguían en sus trece, dirigí una consulta al Ministerio de Presidencia, mediante un formulario de contacto, exponiendo el caso y la pertinencia de personarme como 'Afectado' en el mismo, consulta de la cual, por supuesto, no se han dado por enterados. 

El Presidente juega a las damas, o al revés, está en otra historia; así que me va a tocar darle jaque al Rey  

Es curioso que coincidiendo con la vuelta de la Prensa al Turia, a sus barrancos y a los muertos, se haya puesto a llover en todas las regiones de España ¡menos en la de Valencia!; ¡y que lleve tres semanas lloviendo sin que pase nada! 
Estamos en guerra, sin duda, una guerra sorda y dura, pero no estamos solos. Porque al igual que en la última que asoló a España se unieron espontáneamente las masas en defensa de los derechos de Dios -los derechos naturales- y Dios las sostuvo, hoy vuelve a suceder lo mismo. Por la convivencia en paz, y por un futuro para nuestros hijos, estamos obligados a librar esta guerra, aunque esta vez en soledad, como guerrilleros, porque el enemigo nos ha aislado astutamente, y nadie encuentra fuerza ¡ni motivo! para aliarse y defenderse mejor. La guerra es siempre una tentación latente, resultado de la rebelión ante la cruz que tenemos que llevar sí o sí; pero el vernos en el aprieto presente es fruto especialmente de una bajada de guardia de años de relajación de costumbres, de alejamiento de Dios. Sin embargo, como al Hijo Pródigo, el Padre no nos abandona a nuestra suerte, y espera pacientemente nuestro regreso para llenarnos de amor.
Lo que le toca ahora a la mayoría es defender su parcela, su unidad familiar, con uñas y dientes. Más allá de eso, será cada uno, en su conciencia, quien tenga que discernir cuál es la voluntad particular de Dios para su vida. Una familia necesita estabilidad para salir adelante; y en tiempos revueltos sólo la fe -o una conciencia recta- aporta la fuerza y la confianza en el futuro necesarias para lograr ese equilibrio. De nuestra parte está hacer todo lo posible por mejorar, como si el éxito dependiera de nosotros pero sabiendo que está en manos de Dios.

El texto del principio, del Evangelio según San Mateo, continúa así: "... pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá en diversos lugares hambre y terremotos. Todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento. Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente. Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el final, se salvará.
Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin. Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo" (Mt 24)

Todo el mundo ve que se nos trata como a números, que la prensa juega con nosotros mientras desmantelan el país, que la inflación está desbocada, y que la convivencia está enrarecida. Nuestro tesoro, que son nuestros hijos, tienen que crecer en un ambiente hostil y degradado, y no podemos hacer nada. Es alarmante el desorden en que nos movemos; y la gente no puede explicarse cómo hemos podido llegar hasta este punto. Algunos, más tocados por la desgracia, llegan a exclamar: 'Es el demonio'. 
Sin embargo, para políticos y medios, esta opinión generalizada no existe; admiten que hay problemas, sí, pero siguen diciendo que todo está como siempre, que seguimos siendo una democracia consolidada a la que hay que defender para seguir progresando.
Pero, atención, esta versión buenista es una estafa. De las ideologías 'de toda la vida' con las que siguen liándonos no queda nada: izquierdas y derechas son un trampantojo total; un paripé para ocultar el verdadero cambio que explica todo este desorden, y que, a juzgar por el silencio y la confusión que lo encubre, no debe de ser para un aumento de civilización.
Un ejemplo de este gran engaño, de la demolición cultural en marcha, es la paradoja de que, en la 'era de la comunicación', hayamos pasado medio siglo sin legislar sobre el Derecho Fundamental a ser informados. Es un clamor social silenciado por las autoridades la exigencia de información veraz, y todo el mundo está harto del menosprecio y la burla con que nos tratan los diarios sin que ni éstos ni sus dueños se inmuten. 
Y en esta indefensión, y de repente, con el país maltrecho y subsidiado, entre ahogados que piden justicia desde sus tumbas y gente honrada perseguida, nuestros dirigentes se ponen de acuerdo para ceñirnos todavía más el lazo al cuello. Si al menos tuviéramos un presidente que nos hiciera valer ante los opulentos de Europa; pero no, al contrario, nos arroja a sus hornos encendidos como escoria. Nadie sabe cabalmente por qué motivo hemos de invertir en armas. Todo lo que se dice son cuentos; en esto, como en el covid, no hay ninguna explicación serena, clara y convincente; salvo la de que por ese gasto acabarán por fin de someternos a su 'razón emancipada' y a su proyecto social sin fundamento ni futuro. La Historia tomará la confusión mediática como el instrumento principal de dominio y opresión de estos tiempos; algo sin parangón, algo verdaderamente nuevo.

Ahora que estamos solitos...
Algo así deben pensar los redactores de los grandes diarios: que al fin están solos con 'sus cuentos', y que ya es hora de sacar los frutos de su dura labor de machacar las neuronas del personal durante años. Y es cierto que es grande la oscuridad en torno, y que somos pocos los que aún vemos; pero no tiramos la toalla, y animamos a todos a asumir esta mirada crítica como una tarea más de nuestro día a día. Es verdad que es tedioso y penoso, pero Dios está de nuestra parte, y es Él quien hace el grueso del trabajo. 
En efecto, es así, y puestos a la tarea uno comprueba, siempre con asombro, que se consiguen cosas. Me tomé la molestia de ver cuál era la argucia legal -'la ley que modificaba otra ley'- que, según El País del martes, iba a usar el gobierno para 'colocar' en los presupuestos tres mil quinientos millones en gastos militares sin pasar por el Parlamento; pero, como es lógico, no la encontré por ninguna parte... (¡no sé para qué querrá Sánchez más control sobre este diario!). 


Una ley sólo puede ser modificada por otra norma de rango igual o superior

Y en el confinamiento sólo la Ley de Presupuesto incluía cláusulas modificadoras de partidas...
¡pero para el año presupuestado! 

Por su parte, El Confidencial, el diario ideólogo de la Agenda, renunciaba esta semana a romper la resistencia del bloque de gente sensata usando el rancio comodín del ‘clero abusa-niños’, y en vez de eso la emprendía contra los católicos por medio de las encuestas, que, como todo el mundo sabe, son el más cutre recurso a la ciencia que hayan visto los siglos (no porque la estadística no sea creíble, sino porque se hace muy mal debido al enorme gasto de una correcta ejecución; y no digamos nada si el muestreo se hace on-line... entonces sí que cabe de todo, hasta incluso que no se haya encuestado a nadie de carne y hueso...). Una de éstas, elaborada, si es que lo fue, antes incluso de que lo del gasto militar fuera tema de conversación, dice que todos los españoles vemos bien un rearme; o sea, que nos llama tontos a la mayoría.

Precisamente para despejarme las neuronas, un día de esta semana me dejé llevar de un vientecillo juguetón y aterricé en la Capilla de la Adoración de la calle Trinidad. Abriendo la cortina ya iba mirando a la imagen de la Virgen, como siempre, y, antes de que pudiera arrodillarme, vi que la señora del primer banco me hacía ostensibles señales para que me fuera para atrás. Sorprendido y contrariado por tan insólita orden, que nunca en veinte años había recibido en aquel lugar, renuncié a los bancos delanteros que normalmente elijo, y me fui a otro. Estaba nuestro arzobispo dando una charla sobre la oración de Ezequías, con el Santísimo expuesto. Le habían colocado una silla y una mesita en la esquina izquierda del presbiterio, y vi a dos varones de mediana edad sentados en sillones en la parte derecha del mismo; uno tenía peluquín y el otro se esforzaba en permanecer con el tronco erguido. Le oí decir a Monseñor Cerro que la oración tenía que ser confiada e interceder por todos, no sólo por las cosas de uno; y repitió lo suyo de no instalarse en la queja para no ser parte del problema. Terminada su charla, el arzobispo cedió la palabra al Delegado Diocesano de Espiritualidad, y entonces se dirigió al ambón el primero de los varones. Éste anunció un testimonio, y presentó al que se sentaba a su lado: Fulanito de tal es Licenciado en Ciencias Económicas... vice-Administrador de la Diócesis, de cincuenta y un años, casado y con tres hijas. El susodicho se acercó y comenzó a declamar solemnes loores a la grandeza de Dios y a Jesucristo -al tiempo que se giraba mirando a la custodia y señalándola-, y cuando terminó su 'oración', empezó a relatar su itinerario vital: "Estudiante en los maristas, confirmado por Monseñor Palmero, y desertor de la Iglesia, a la que cambié por "las mujeres"... hasta que conocí a la que hoy es mi esposa, que me recondujo al redil." Continuó diciendo que aún así no sería hasta el 2010 su encuentro verdadero con Dios; produciéndose por unas palabras que oyó en un diálogo casual de otras personas: "Dios te puso en mi vida y yo tengo la obligación de cuidarte"; y desde entonces se convenció de que el demonio no puede nada contra alguien que por medio de otro es dirigido a gloriar al Señor (o algo así); y se hizo adorador, y deudor del Movimiento Familiar Cristiano (*). 
Aquel acto formaba parte de la Escuela de Oración, por lo cual, teniendo reciente la crítica a ciertos obispos de mi último artículo, no pude evitar analizarlo desde esa perspectiva. Asimismo, puesto que el evento iba a ser retransmitido por televisión, y dado que yo tengo autoeditados dos libros con mi propio testimonio cristiano, no pude por menos que escuchar el de aquel señor como ejemplo de lo que nuestra Iglesia promociona.
Hubiera sido lo propio que la vehemente alabanza del orador -inicial y final- fuera en espíritu y verdad, fruto de una intensa vida evangélica, pero esa correspondencia no se vio; de hecho, no se expuso vida evangélica sino declaración de tenerla; porque ir al templo y asistir a reuniones de un grupo puede ser el primer paso para una conversión, pero el que ésta se dé requiere de un compromiso personal, de una 'determinada determinación' de vivir según el Evangelio. Y de esa vida de fe encarnada no tuvimos noticia en aquel acto. 
Me impactó sobremanera no conocer, ni siquiera de vista, al encargado de la vida espiritual de mi diócesis; porque llevo veinte años caminando en esta Iglesia local, y significándome por intentar vivir el Evangelio en mis ambientes -lo cual es, en esencia, vivir de un modo espiritual- y sé lo que cuesta ese testimonio, y la necesidad que tenemos de estar respaldados por la comunidad. El testigo le agradeció al delegado diocesano de Espiritualidad que le hubiera elegido como ejemplo para la diócesis; pero los que hemos escuchado su testimonio nos cuestionamos el acierto de esa elección. 
Hace ya mucho que los nombramientos diocesanos resultan chocantes para los fieles, y es sin duda porque vienen impuestos por estos grupos de presión que maniobran en la sombra para aislar, neutralizar o hundir a las ovejas más gordas del rebaño; y para dispersar al resto y frustrar la verdadera evangelización. 
Cuando los nuevos movimientos -especialmente los que tocan el pilar de la diferencia sexual- se ven comprometidos por críticas como la mía, se camuflan. Hace un par de semanas, en Fátima, ante cientos de matrimonios, un obispo dio su parabién a los grupos que llaman de 'Primer Anuncio', y, a la salida de aquel acto, una persona que el año anterior me había ponderado el Proyecto de Amor Conyugal como fruto maduro del Espíritu, al preguntarle por su adhesión a ese grupo ya se refirió al mismo como 'uno más de los del Primer Anuncio'... Lo que sea con tal de que los dejen estar ahí, 'cacharreando' en las parroquias, porque, como al mismo tiempo les hacen la vida imposible a los verdaderos católicos, más pronto que tarde terminarán apoderándose de la Iglesia. 
Se libra una guerra de guerrillas que exige camuflaje, y así, estando programada para hoy la Fiesta Anual por la Mujer y la Vida, resultó que, 'con las últimas ráfagas de viento en contra', se le voló la hoja de parra a la Mujer, y la fiesta, sobre la marcha, hubo de quedarse sólo en 'por la Vida'.
Esta 'nueva iglesia' es trasunto de la Agenda 2030. Quieren romper con el pasado, y dominar el presente y el futuro; y para ello no les queda más remedio que fingir que todo sigue igual que siempre, de tal manera que, mientras se hacen pasar por políticos demócratas ejemplares o por católicos de peana, socavan desde dentro las sociedades cristianas y la misma Iglesia.
Cuando la muerte campe a sus anchas, y los muchos españoles que respetamos a Dios y la dignidad humana tengamos la soga al cuello, acontecerá que se verá la abominación de la desolación erigida en el Lugar Santo... Pero entonces, enseguida, la voz amable de Dios nos dirá: '¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor'. ¡Sólo a Dios honor y gloria!
Por cierto, a nuestro arzobispo, al que tengo por un hombre listo, buen católico y español de verdad, le noté nervioso, como es normal... Rezo mucho por él y por los que, como él, tratan de ser pastores según los Corazones de Jesús y de María. Pero también rezo por sus enemigos. 
¡Viva la mujer que dio a luz al Salvador! ¡Viva la humilde esclava del Señor, la nueva Eva!

* En la creciente onda de sospecha sobre los nuevos grupos, un hombre moderno regresado al redil pondera a un movimiento eclesial de tradición secular. 

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