GLORIA DE ESPAÑA Y LUZ DE SUS CIUDADES



¡Ave María! Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Va a hacer cuatro años que dejamos nuestro piso, apartamento, piscina, garajes y trasteros, de la calle del Recodo del Pinar, y todavía nos faltan otros cuatro más para poder volver a ellos. Cada año que pasa nos cuesta unos dieciocho mil euros (renta, gastos, seguros, tasas...), razón por la que decidimos ponerlo todo a la venta hace ya trece meses, sin que hasta la fecha hayamos recibido ninguna oferta. Esto nos sitúa frente a dos realidades: una, la de que está a punto de ocurrir que nadie que no lleve 'la marca de la fiera' podrá comprar ni vender, y dos, que lo de la vivienda no es un mercado libre. Y ambas cuestiones nos remiten al fin del Estado de Derecho.
Es lógico que si llevamos unos años asistiendo al desmantelamiento de ese Estado, y la cosa no cambia, llegará un momento en que el Estado desaparezca del todo. Pero para que esto llegue a ocurrir tiene que irse poniendo en el lugar de la antigua estructura otra que soporte la nueva organización social. Ciertamente, este complejo cambiazo, sólo puede realizarse a escondidas, y esto supone que nunca debería notarse abiertamente 'el paso definitivo'. Y con esto volvemos a la brecha, al espacio en que todavía cabe vivir en libertad; el lugar donde resiste la verdad, aunque muy atacada; el verdadero frente de batalla, sin cuya posesión nunca se podrá dar por terminada la guerra...
¿Qué signos hay de que ya estemos viviendo como esclavos?
El primero es la desaparición del respeto a la verdad. Sin juzgar a las personas, para vender nuestro piso hemos contactado con una agencia de un conocido, con varios obreros para reparaciones, con personas interesadas, con agentes de bancos y notarías... y todos ellos han mentido en algún momento del proceso. 
En general, mienten la Prensa y los políticos; los científicos y los comerciantes; los jefes y directores; subalternos y empleados; médicos y jueces... Y todos ellos lo hacen por coacciones de una estructura invisible pero muy efectiva, hecha posible por la mediación de la tecnología digital.
Un ejemplo de la dictadura mentirosa que ya nos gobierna es el hecho consumado -sin ser discutido- de un gasto en guerra del 7% del Presupuesto Nacional, a costa de los enfermos de ELA, recortes en educación, aumento de la (in)sanidad, trabajo precario y carestía, extorsión a disconformes, gente empujada al suicidio, normalización del vicio y la violencia, etc. etc.
Por supuesto, el deporte no se libra del cáncer de la mentira. Después de muchos años, ayer vi la mitad de un buen partido de tenis, y saqué la misma conclusión que respecto a la Eurocopa del año pasado, por acumulación de indicios. En las dos horas y media que estuve ante el televisor vi a la juez del partido bajar a la pista tres veces a petición de Sinner; vi al ralentí únicamente el bote de una bola buena de Alcaraz; y, hacia el final, en un momento muy delicado, mostró la tele una marca enorme de un golpe dudoso que la juez no quiso bajar a ver, y que al locutor le hizo decir "Si la marca es ésa, fue mala de Carlos". ¿Por qué no nos pusieron el bote de las tres bolas que la juez, sobre el terreno, dio por buenas a nuestro compatriota? ¿Por qué en tanto tiempo pasaron sólo una o dos veces la cámara lenta, cuando el mejor del mundo se quejó al menos en cuatro o cinco ocasiones? Dejando aparte que el nivel fue excelente, y que ambos merecieron ganar, estos lances del arbitraje y la retransmisión encajan con la presencia del fraude que estamos comentando. 
España está en el punto de mira de la Agenda por su resistencia a la subversión moral que conlleva ese proyecto social; a saber, la supresión de todas las barreras que tienen su origen en el carácter sagrado de la vida. Por esta razón, llevamos siete años bajo un gobierno bastardo que está llevando a cabo una devastación encubierta de nuestro país; y comoquiera que aún no está terminada, y que las connotaciones éticas de un gobierno del PP podrían acarrear un retroceso del proyecto, se está intentando retrasar esta alternancia para alcanzar el punto de irreversibilidad política que la hiciera finalmente irrelevante. Eso está resultando muy problemático por la acumulación de culpas que pesan ya sobre el gobierno actual. Y de este modo se explica que, para salvar al gobierno en este curso y darle un balón de oxígeno para el siguiente, la falsa oposición haya convocado una manifestación ridícula: 
Por ponerla en un momento en que el cansancio de la población -físico, mental, moral, emocional- está en su punto más alto; por desincentivar la participación en la propia convocatoria del acto (al exhibir división); y por ubicarla en una plaza en vez de en una gran avenida o un lugar abierto. El resultado habría sido muy diferente si se hubiera convocado para el 7 de septiembre próximo, trabajando a fondo la participación, desde la unidad de acción VOX-PP, y en el Paseo de la Castellana. Pero justamente por eso queda de manifiesto que tenemos un amo, muy fiero, al que todos rinden pleitesía, y que quiere gobernar con mano de hierro bajo capa de democracia libre y soberana en cada nación de Europa.   
Por si las prevenciones anteriores no fueran suficientes, este falso acto de protesta -menos aún que raquítico- se ha hecho coincidir con una gran fiesta del deporte internacional, acabando así de desarmar la bolera de la intención ciudadana de tomar parte en la protesta. 
Este plato fuerte pedía unas hierbas aromáticas, las cuales corrieron a cuenta de la organización (macroniana) del evento culmen del tenis. La evidencia de un trato de favor a Carlos Alcaraz se mostró en el apoyo que recibió en las gradas francófonas y, sobre todo, en la parcialidad de la juez de silla. Esto resultó patente en la retransmisión, y lo corroboró el propio perjudicado  al 'olvidarse' de mencionar en sus agradecimientos al árbitro principal. 
Nos encontrarnos en una situación alarmante y dramática, que queda velada por la viscosidad de la mentira -escurridiza y repugnante- por la que una gran parte de la población aún se resiste a tomar por verosímil este diagnóstico social y sus síntomas. 
En el partido de tenis de ayer me llamó también mucho la atención la contención de emociones que exhibían ambos deportistas; uno italiano y otro español, nada menos. Y he encontrado que encaja muy bien con la alteración que afecta ya masivamente a todas las esferas sociales. Sinner no protestó cuando le cantaron como buenas varias bolas que él había visto claramente malas -estando más cerca que nadie de la pelota. Y Alcaraz sólo muy tímidamente reclamaba la animación del público. El locutor atribuía estos comportamientos a virtud -otro triunfo de la mentira- cuando la interpretación más plausible es que la organización imponga esos estándares de inexpresividad para garantizar el encubrimiento de los abusos que convenga realizar. Y en el partido de ayer tuvimos un ejemplo excelente: Convenía que ganase Alcaraz-España, y anestesiara así las pulsiones políticas que amenazan el proyecto de muerte que se está ejecutando.
Y respecto de este proyecto, él solito se auto-excluye de todo diálogo -como diagnosticó Benedicto XVI- por lo que no caben componendas. Con la Agenda, como con el terrorismo, por más que nos cueste admitirlo, no se puede negociar, porque su actitud niega cualquier entendimiento. Decir lo contrario es abrirles paso; y renunciar al bien, a la verdad, y a la belleza; también en el deporte.


La sucia prensa limpia hoy -utilizando niños- la empañada copa de Alcaraz
(foto de ABC)























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