NADIE HA HABLADO COMO ESE HOMBRE

Sus palabras son su huella... ellas son el camino, la verdad y la vida.

Este blog empezó hace cuatro años y 33 días con un artículo titulado Sigan a ese hombre. Recuerdo muy bien aquel momento porque era el primer verano después del Gran Encierro del covid, y en el club de tenis estábamos todos alegres por la libertad recuperada. Por aquel entonces llevaba yo unos meses sin escribir, porque la persecución que fiate.es me acarreaba se había hecho superior a mis fuerzas. Al tiempo de clausurar aquel primer blog, en el que había hecho una crónica descarnada y doliente de siete años de España, tuve claro que mi supervivencia y la de mi familia dependían de endulzar 'mi pluma', y el Señor mismo me sugirió el nombre blando de alcielo.es para sustituir a fíate. 
Empecé la nueva etapa en plan suave, pero pronto me resultó imposible mantener aquel tono. Porque después del encierro no volvimos a lo de siempre sino a algo parecido aunque mucho peor. La pesadilla del covid nos sumió en un profundo sueño, del que nos es imposible despertarnos por la estrecha vigilancia a la que estamos sometidos, en la que a poco que te muevas te mandan al otro barrio sin que nadie se entere. El covid fue el pistoletazo de salida del reset: el periodo de instrucción para aprender a vivir en un sueño sin protestar.
Pero, obviamente, la vida de un cristiano, por más que Marx quisiera asociarla al opio, nada tiene que ver con estar dormido. Y el dulce que yo me había imaginado poder compartir con ustedes, se tornó en muchas ocasiones pan ácimo, carne asada  y verduras amargas. En cualquier caso, resultó ser jarabe, y no de palo, sino medicina saludable. De aquel cuadro veraniego con que se estrenó alcielo.es enseguida el otoño se llevó las hojas, y se fue quedando solo el tronco abrupto, la cruz. Y gracias a Dios que esa enseña permaneció erguida hasta hoy, porque en ella han encontrado muchos la verdad sin la que no se puede vivir. 
Es necesario, hoy más que nunca, arrimar el hombro para sostener en pie esa bandera, porque el combate arrecia. La vida es lucha, ciertamente, y está bien que sea así, porque el premio que nos espera es incomparablemente mayor que los sufrimientos pasajeros que tenemos que soportar.
Hace unos catorce años emprendí la reforma de mi casa natal. Acometer el desván fue como desbrozar una selva virgen: medio siglo de silenciosa sedimentación de polvo de hulla traído por el viento y el agua, e invitado a entrar por viejas tejas bailarinas, convertían el recinto en una cueva hostil al ser humano. En un momento de la costosa intervención, cuando ya habíamos retirado muchos cestos de polvo y mugre, encontré en un agujero, entre otras cosas, unas frascos con la típica etiqueta de los medicamentos antiguos: "El asombroso remedio del Dr. Atkinson para el mal de noséqué: carne líquida...". Aunque me llamaron algo la atención, la agitación del momento, respirando carbón y enhollinado hasta las cejas, y con la distracción de la diversidad de cacharros allí acumulados, no reparé en el significado del hallazgo hasta pasado algún tiempo. Fue en un momento en que me acuciaba la persecución por muchos frentes cuando, al volver a ver aquellos vidrios, caí en la cuenta de que en algún tiempo de los cien años de existencia de la casa, alguien debió de esconderse en aquel insano agujero usando aquella "carne líquida" -o sea, un extracto de proteínas- para mantenerse con vida sin ingerir alimentos. Pensando en ello, me consolé de mis males, y me reafirmé en la realidad de que toda vida humana pasa por momentos duros de combate.   
 









La buena madera resiste mejor a la carcoma

En las fotos sale todo más bonito; y esta zona era, con mucho, la mejor.

Por si le ronda a alguno el tema de mis cabales... Cogí un libro de un estante para refrescar mi mente mientras escribía este texto, y me topé con esta página (Orthodoxia; ed.1962)



Este texto lo estoy escribiendo aquí. 


En este marco de lucha es donde hay que situar lo último de la actualidad política, el significado de la agitación electoral presente. 
La verdad nuestra de hoy es, más que nunca, la farsa a la que nos tienen sometidos los magnates del mundo. Por caminos tortuosos, nos han ido llevando a un grado de esclavitud extremo, al momento crítico de no retorno. Se puede uno preguntar cómo es posible que tanta gente culta y recta haya quedado subyugada y sometida a las viles intenciones de hombres egoístas y crueles, aunque eso es secreto del arcano, 'misterio del mal', y excede con mucho nuestra capacidad. No obstante, lo importante ahora, lo extremadamente urgente, es tomar conciencia de la situación sociopolítica y dar una respuesta inmediata y contundente.
La izquierda ha estado un lustro ejecutando el expolio de España para reducirnos a la esclavitud (esa quimera digital distópica). Pero, aún cuando la ruina causada es impresionante, todavía queda trabajo por hacer.
Es un trabajo sucio, obviamente, y por eso le fue encargado de mano a un gobierno vil. Con todo, le hubiera sido imposible a ese gobierno ejecutar la devastación encomendada sin la colaboración de la oposición. Y no sólo eso, sino que, para adelantar el plan, esos colaboradores 'de derechas' precipitaron por un barranco al gobierno legítimo -última expresión de la España fuerte-; y suplantaron la representación política que tenía. Y fue Núñez la persona a la que se le encargó esa faena de dar la patada por detrás -primero a Rajoy y luego a Casado- y ponerse el traje de César. 
'No delinca tan rápido, Sr. Sánchez', le oímos hoy decir a la Presidenta madrileña. Pero en razón de ese cargo, y atando cabos a partir del caos que  envolvió al covid, no cabe ninguna duda de que la Sra. Díaz jugó un papel esencial en aquella matanza. Y de su talante transgresor tampoco hay duda, pues cuando Sánchez burló la ley repartiendo su Autoridad Única a los líderes autonómicos en la Alarma, evidenció ella su complicidad disolviendo su parlamento con el fin de apuntalar el poder ya entonces erosionado del gobierno (saliendo rutilante de la chistera de las urnas amañadas, y abriendo bares, le eximió de rendir cuentas del gerontocidio, y con el mutis de Iglesias lo rehabilitó; y a sí misma se blindó frente a la acusación de crimen de lesa humanidad).
Y si entonces estaba el gobierno tocado, tras cuatro años a trancas y barrancas ya no resiste más. Habiendo fracasado el intento de imputarle al PP la matanza de Valencia, el gobierno está acorralado. Viéndolo los ingenieros del plan, se sacaron de la manga unos corruptos (como antes hicieron con el PP) para apartar a Sánchez haciendo que parezca higiene política, cuando en realidad es orden del mismo diseño centralizado mundial. 
Han salido en tromba los diarios a hacernos creer esa rivalidad de partidos, que hace años que no existe más que para que los clientes de bares y cafés hablen de lo que oyen, que no de lo que saben. Con la connivencia de muchos que representan algo en la sociedad, se pretende pasar el testigo de la destrucción social a Núñez, que será un esbirro ferozmente fiel al amo.
Es duro pero necesario decirlo: no se debe esperar ninguna regeneración de Núñez; estamos en la misma situación que con Sánchez, o sea, que si queremos algo de su gobierno tendremos que arrancárselo, porque, lo que es él, seguirá toreándonos como ha hecho hasta ahora, pero con más facilidad por tener más medios.
Todo lo que Núñez haga, como viene siendo política común en el mundo occidental en lo que va de siglo, será para dividir y enfrentarnos a unos contra otros; de tal modo que, pulverizados todos los vínculos que nos fortalecen, seamos muñecos en manos de los magnates.
Ya he hablado otras veces en estos blogs de Núñez y de Díaz, al hilo de reportajes que nos los vendían como políticos de nuevo cuño, savia joven (de nueva cuña es lo que son). Lo nuevo de ambos es que, como Sánchez, no tienen principios; pero son todavía peores que él porque, con un pasado de adoradores del becerro a las espaldas, y sin arrepentimiento ni contrición, no dudan en comulgar con la Iglesia para acaparar poder. 
Estamos a punto de entrar en la hora de la verdad; la hora de ceder a la impostura -que nos llevará a tener que renunciar a todo bien, verdad y belleza, y a toda libertad- o de enfrentarnos a ella, con el aval de una vida que le pertenece sólo a Dios, y que, al perderla, se gana. 
A ti, lector, que al leer estas cosas te arde el corazón y te preguntas si esas ansias tuyas de luchar por todo lo que amas y temes perder son una llamada de Dios... y que, ante la seguridad de tu esposa de que son producto de tu mente calenturienta, en vez de responder a tus dudas prefieres auto-engañarte y lo dejas estar... y sumas tedio a tu corazón, que te va asfixiando... a ti te invito a que, en el silencio de tu cuarto, te sinceres con Dios y le digas: "Señor, yo creo en ti; y estoy convencido de que esto que siento y pienso se lo dictas Tú a mi conciencia; lo creo verdaderamente y he decidido dar el paso que me pides, fiado en ti, en tu amistad e inmenso amor. No permitas, Señor, por mí y por aquellos que me has dado para que los cuide, que nada malo me pase; y no permitas que haga esto si no viene de ti, si no es voluntad tuya; porque yo, Señor, confío en ti, y no tengo más seguridad que Tú. Amén.
Tenemos de tiempo este verano para tomar una decisión, pues en otoño ya empezarán a caer las hojas que anunciarán el crudo invierno. Pon tu corazón a remojo para que se ablande y entienda lo que conviene hacer. Y ten presente que el que persevere hasta el final, se salvará. ¡Buen verano!    












   













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