¡GRACIAS, PADRE; GRACIAS, SANTO PADRE!

"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor." Se suele decir que sólo los malos abogados hablan mucho; y también que, cuando falta razón, se intenta suplir con profusión de argumentos. Lo digo a propósito de los caudales de tinta subterráneos, recién descubiertos, que estuvieron a punto de llevarse por delante, prematuramente, a nuestro querido Benedicto. Jesús nos advierte: sea vuestro lenguaje 'sí' o 'no', que lo demás viene del maligno. Y leemos también en la Biblia: 'Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen; a un extraño no le seguirían.'. Cuando renunció Benedicto XVI a regir la Iglesia, él dijo que tenía la certeza de que hacía la voluntad de Dios. Y a mí me bastaron esas palabras para no hacerme más preguntas; 'yo le conocía, y le seguía'; y aquellas palabras me sonaron familiares porque también yo...